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beatriz juez
París
Lunes, 7 de diciembre 2020, 21:32
«Nunca he cometido el menor acto de corrupción. Nunca». Ni cuando fue diputado, ni cuando ascendió a ministro, ni cuando ejerció la jefatura de la República. Nicolas Sarkozy quiso dejar clara su línea de defensa desde el inicio mismo de su interrogatorio en la ... corte de París donde es juzgado por corrupción y tráfico de influencias. El presidente de Francia entre 2007 y 2012 se mostró este lunes dispuesto a responder a «todas las preguntas» del tribunal para poder «lavar esta infamia» y que se establezca «la verdad». Declaró sentirse «herido» por haber sido tratado por la Fiscalía de «delincuente experto».
Junto a él, se sientan en el banquillo su abogado y amigo Thierry Herzog y el antiguo magistrado Gilbert Azibert. Si el exmandatario es hallado culpable, podría ser condenado a una pena máxima de 10 años de reclusión y un millón de euros de multa. Durante la audiencia, se leyó la transcripción de cinco conversaciones telefónicas mantenidas por Sarkozy y Herzog en febrero de 2014. La acusación considera que el contenido de las grabaciones es determinante, porque «recogen el momento en que se establece el pacto de corrupción».
Cargos. La Fiscalía le acusa de corrupción y tráfico de influencias, delitos que podrían acarrearle hasta 10 años de prisión.
El caso comenzó en 2013, cuando un juez ordenó 'pinchar' sus teléfonos en el marco de una investigación sobre la supuesta financiación libia de su campaña electoral de 2007, la que le abrió las puertas del Elíseo. Se destapó que Sarkozy tenía dos líneas para comunicarse con su letrado: una oficial y otra secreta, abierta a nombre de Paul Bismuth, un viejo compañero de clase de Herzog ajeno a los hechos. Las escuchas revelaron el presunto tráfico de influencias por el que son procesados.
Azibert es sospechoso de violar el secreto de sumario en 2014 al informar a Sarkozy, a través de su abogado, sobre el recurso presentado para que le fueran devueltas las agendas presidenciales que le incautaron un año antes durante las diligencias de otra causa, bautizada como 'Bettencourt' y desestimada en 2013, que se instruyó para determinar si se había aprovechado de la debilidad de la anciana heredera del imperio L'oréal para costear su carrera hacia la presidencia. A cambio, Sarkozy -que negó ante los jueces haber recibido «ninguna información privilegiada»- se habría ofrecido a ayudar al entonces magistrado a promocionar para un puesto en el Consejo de Estado de Mónaco. Finalmente, no intercedió a su favor y Azibert se quedó sin el cargo. Según la Fiscalía, porque descubrió que tenía su teléfono intervenido.
Es la primera vez que un expresidente francés se enfrenta a un tribunal. Jacques Chirac fue condenado en 2011 a dos años de prisión con suspensión de pena por malversación de fondos en un caso de empleos ficticios cuando era alcalde de París. Pero no compareció ante los jueces por problemas de salud.
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