Merkel consigue de nuevo la máxima confianza de los alemanes

Merkel es elogiada por sus ministros y los primeros ministros de los 16 Estados federados, por sus socios socialdemócratas en la gran coalición, pero también por la oposición. Y la respuesta del pueblo es abrumadora. El 80% de los alemanes se muestra satisfecho o muy satisfecho con las medidas tomadas por el Ejecutivo de la líder conservadora para hacer frente a la enfermedad. Los medios vuelven a presentar a Alemania como el ejemplo a seguir con su robusto sistema sanitario o las medidas adoptadas por el Gobierno para frenar la expansión del brote y proteger la economía nacional de sus consecuencias.

Esta semana el ministro de Sanidad, Jens Spahn, y el presidente del Instituto Robert Koch, Lothar Wieler, daban la epidemia por controlada y subrayaban que ni un solo hospital alemán se ha visto desbordado, donde incluso han sido tratados varios cientos de pacientes franceses, italianos y holandeses enviados desde sus países por falta de capacidad para atender a tantos enfermos en estado crítico. Han sobrado en todo momento incluso una buena parte de las camas de cuidados intensivos con respiración asistida, que el sistema sanitario alemán aumentó de 28.000 a 40.000 en menos de dos semanas. Un hospital improvisado montado en la feria de muestras de Berlín para atender a un millar de pacientes se quedará probablemente sin estrenar.

Así, Merkel vuelve a ser 'Mutti', la madre coraje que se crece con las crisis y protege a su pueblo como si fueran sus polluelos. O al menos así lo siente una buena parte de los alemanes. Ningún mandatario actual cuenta con su larga experiencia de 15 años de gobierno para torear situaciones críticas. Empezando por la crisis financiera de 2008, la de la Eurozona que vino después, la de Fukushima de 2011 o la de los refugiados de 2015. En situaciones así, los ciudadanos alemanes, pero también los de otros países y sus mandatarios, aprecian su manera de capear el temporal. La canciller sabe ser paciente, pragmática, objetiva y flexible. Virtudes propias de la científica que es como doctora en Ciencias Físicas, lo que además le permite abordar con mirada de experta problemas como el peligro de la energía nuclear o la amenaza del coronavirus. Ni se presenta como una ideóloga de posiciones inamovibles, ni como una ingenua romántica. A la hora de negociar puede ser dura y cuando los demás empiezan a perder el aliento, resulta más insistente, precisa y es capaz de discutir cifras al detalle en varios idiomas.

En lo que va de epidemia Merkel se ha dirigido al pueblo alemán en más ocasiones que nunca. También desde su cuarentena casera en su propio hogar cuando se temió que podía haberse contagiado por contacto con un médico infectado. Un encierro voluntario que le ganó las simpatías de sus conciudadanos. En sus intervenciones siempre ha dado las gracias a los alemanes por aceptar el sacrificio general y respetar las restricciones. Y luego explica que «somos una comunidad en la que cada vida y persona cuenta» para pedir a la gente que mantenga la disciplina.

Este tipo de rasgos son los que posiblemente han disparado la popularidad de la canciller y, por consiguiente, de su partido. La aceptación de los conservadores alemanes, la Unión Cristianodemócrata (CDU) y la Unión Socialcristiana (CSU) de Baviera, sigue imparablemente en aumento y este domingo el sondeo del instituto Forsa concedía a CDU/CSU una intención de voto del 39%; el equivalente a la suma de socialdemócratas (SPD), La Izquierda y Los Verdes y 6 puntos más que en los anteriores comicios generales de 2017.