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La mirada congeladora de Angela Merkel ha bastado muchas veces para frenar a sus rivales políticos. M. Jazwieck i/ reuters

Merkel deja un reguero de cadáveres políticos tras 16 años en el Gobierno

La canciller federal se retira invicta tanto en las urnas como en la lucha por el poder en el seno de los cristianodemócratas

juan carlos barrena

Berlín

Sábado, 11 de septiembre 2021, 23:20

Gobernar durante 16 años seguidos la primera potencia económica europea supone también dejar en la cuneta un reguero de cadáveres políticos. La canciller federal alemana, Angela Merkel, se ha impuesto y derrotado a todos los hombres que han podido llegar a ser peligrosos para su ... carrera política, tanto en elecciones contra sus rivales de otros partidos como en la lucha por el poder en el seno de su formación, la CDU.

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A punto de retirarse de la política activa después de renunciar a una nueva reelección tras las elecciones legislativas del próximo día 26, Merkel confesaba esta semana el secreto de su supervivencia en la política, durante una conversación con la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie en el 'Schauspielhaus' de Düsseldorf. Un teatro abarrotado de público entregado, al que la jefa del Ejecutivo germano reveló algunos de sus secretos personales. «Haber pasado mi infancia rodeada de niños y adolescentes con minusvalías psíquicas hizo que no tenga temor a ningún tipo de contacto personal, pero también haber estudiado ciencias físicas», explicó la canciller federal.

Hija de un pastor protestante, Angela Merkel se crió en un centro de la Iglesia Evangélica que atendía a unos 150 menores con minusvalías en la remota región germano oriental de Uckermark. Pero igual de decisivos para la canciller federal a la hora de desenvolverse en un mundo dominado por los hombres como la política fueron sus estudios de Física en la entonces Universidad Karl Marx de Leipzig y su doctorado 'suma cum laude' en la Academia de las Ciencias de la RDA. El 80% de sus compañeros de estudios eran hombres y todos entraban avasallando en los laboratorios. Merkel aprendió a luchar a codazos para asegurarse un lugar adecuado para experimentar. Desde entonces ha sabido ganarse el respeto de sus compañeros y rivales masculinos.

El analista político Christoph Hickmann asegura en 'Der Spiegel' que Angela Merkel «ha producido» en las últimas dos décadas tres tipos de perdedores, todos hombres. A los primeros les derrotó sin excepción en las urnas. Ni uno solo, todos ellos socialdemócratas, fue capaz de ganar unas elecciones legislativas contra la líder conservadora. Empezando por el entonces canciller federal Gerhard Schröder, al que arrebató el poder en 2005 y que en la noche electoral hizo el ridículo ante las cámaras de televisión al poner en duda el triunfo de los conservadores durante el tradicional debate de los líderes de los partidos tras conocerse los resultados. Un Schröder con aspecto de beodo que perdió los papeles y negó la capacidad de gobernar a Merkel, que le observaba entre incrédula y divertida, sabedora de que la victoria era suya.

Retirada

Merkel se retira imbatida en unos comicios. Después de Schröder cayeron sucesivamente en las elecciones posteriores Frank Walter Steinmeier en 2009 y Peer Steinbrück en 2013, que fueron sus ministros de Exteriores y Finanzas en la primera gran coalición a sus órdenes. Su última víctima electoral fue Martin Schulz en 2017. El expresidente del Parlamento Europeo afirma que Merkel ha hecho uso todos estos años de una estrategia de «desmovilización asimétrica» con la que desmoraliza a sus rivales electorales al evitar todo debate, copiar los temas y lemas de los demás, sobre todo del SPD, y eludir cualquier polémica. Una estrategia que se hizo patente en el debate televisivo con Steinbrück cuando se dirigió directamente a los espectadores. Le bastó decir «ustedes me conocen» para ganar de calle.

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Pero así como en las campañas electorales escurrió siempre el bulto a la hora de polemizar con sus rivales directos, en las luchas internas por el poder en la Unión Cristianodemócrata (CDU) no dudó nunca en actuar con rapidez y de manera despiadada. A Friedrich Merz, entonces un prometedor experto en economía de la CDU, le arrebató en 2002 el liderazgo de la oposición parlamentaria en el Bundestag sin que se diera cuenta, con una maniobra conspirativa en la que colaboraron los socialcristianos bávaros. Le provocó tal frustración que Merz abandonó la política y ha retornado con más ambición que nunca ahora que Merkel se retira.

Con Norbert Röttgen tuvo menos miramientos. Su entonces titular de Medio Ambiente tuvo la osadía de afirmar públicamente que sería mejor jefe de gobierno que la canciller federal. En 2012 se convirtió en el único ministro cesado por Merkel en sus 16 años al frente del Ejecutivo germano. La canciller le acusó de indisciplina de partido tras perder las regionales de Renania del Norte-Westfalia como cabeza de lista y negarse a asumir el liderazgo de la oposición parlamentaria en Düsseldorf.

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Hickmann dedica una tercera categoría de víctimas de Angela Merkel a una sola persona: Helmut Kohl, el que fuera su padrino político. Aunque nunca hubo un duelo o pugna política entre los dos, cuando se produjo el escándalo de donativos a la CDU, Kohl cayó como fruta madura. Merkel, por aquel entonces secretaria general de los cristianodemócratas, no hizo más que llamar a sus correligionarios a cerrar capítulo y «aprender a andar solos». No fue una lucha, sino una ruptura.

Autoridad en duda

La lista de quienes en algún momento pudieron poner en duda la autoridad de Merkel podría completarse con dos mujeres. Una de ellas fue hace ocho años Ursula von der Leyen por un debate sobre el establecimiento de cuotas femeninas en la economía alemana. No tuvo valor para plantar cara a la canciller federal. El premio tardó en llegar, pero ahora es presidenta de la Comisión Europea.

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La otra fue Annegrett Kramp-Karrenbauer. Durante su breve presidencia de la CDU hasta enero de este año estuvo tentada de exigir la retirada de Merkel del poder y ocupar inmediatamente su lugar en la Cancillería Federal. Tampoco tuvo agallas y hoy es al menos ministra federal de Defensa.

Y entre tanto cadáver masculino, también hay algún resucitado. Frank Walter Steinmeier, su primer rival electoral después de alcanzar la jefatura de gobierno, repitió como ministro de Exteriores a sus órdenes en el tercer gabinete de Merkel y es hoy el presidente federal de Alemania.

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