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Paula Rosas
París
Jueves, 28 de noviembre 2019, 21:01
Lejos de desdecirse, Emmanuel Macron reafirmó ayer sus críticas a la OTAN -de la que hace tres semanas dijo que se encontraba en estado de «muerte cerebral»- y justificó que constituyen una «señal de alarma» para los aliados. «La prioridad debe ser reflexionar sobre nuestra ... finalidad y nuestros objetivos estratégicos», dijo este jueves ante el secretario general de la alianza atlántica, Jens Stoltenberg, y no tanto sobre quién paga qué dentro de la organización militar. Ambos se reunieron ayer en el palacio del Elíseo para limar asperezas y preparar la cumbre de la OTAN, que la semana que viene celebrará en Londres su 70 aniversario.
Los socios, considera Macron, han dejado de cooperar en cuestiones esenciales y, mientras no se resuelvan, no tiene sentido discutir sobre los asuntos financieros de la alianza. Existe, dijo el presidente galo, una «desconexión escandalosa e inaceptable» entre lo que se trató en las cumbres de los dos últimos años, «consagradas únicamente a cómo aligerar el peso financiero para Estados Unidos», y los desafíos que la alianza tiene por delante, como «la paz en Europa, el post-FNI (Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio), la relación con Rusia, el asunto de Turquía o (determinar) quién es el enemigo».
Los dardos volaron en dirección a Turquía, «no podemos decir que somos aliados, exigir solidaridad, mientras por otro lado se pone en peligro el trabajo logrado contra el Estado Islámico», afirmó Macron en referencia a la intervención unilateral de Ankara en el norte de Siria. Pero también hacia Rusia, con quien hay que iniciar, según el francés, «un diálogo firme y exigente», como ya demandó a principios de mes en una polémica entrevista con la revista británica 'The Economist', que levantó ampollas entre sus socios. Stoltenberg intentó poner paz, e insistió en la importancia de «permanecer unidos frente a los nuevos desafíos de seguridad».
«Una verdadera alianza son actos, no palabras», defendió sin embargo Macron, y aprovechó para reclamar un mayor compromiso de los socios y un refuerzo de su presencia en el Sahel, donde Francia perdió esta semana a 13 soldados en una acción de combate contra grupos yihadistas. El mandatario también se dijo dispuesto a «revisar todas las opciones estratégicas» en la región. Si Francia pide ayuda en el Sahel, respondió Stoltenberg, «estoy seguro que sus aliados de la OTAN se lo van a tomar muy en serio».
Tras las críticas de Macron, la cumbre que celebrarán los 29 miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte los próximos 3 y 4 de diciembre en Londres se presenta, cuanto menos, interesante. El francés ha puesto en entredicho el compromiso de Estados Unidos con la organización, y estima que Europa debe tomar las riendas de su destino, una opinión no compartida por el resto de sus socios europeos. Este miércoles, la canciller alemana defendía la alianza señalando que su labor es hoy más importante que durante la Guerra Fría, y la nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha afirmado que la OTAN y la UE no son «rivales», sino «complementarias».
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