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Paula Rosas
París
Lunes, 16 de marzo 2020, 22:14
«Francia está en guerra», una guerra sanitaria, social y económica contra el coronavirus, dijo anoche el presidente Emmanuel Macron, que ordenó el confinamiento de los franceses para luchar contra la expansión del virus y anunció el aplazamiento de la segunda vuelta de las elecciones ... municipales. «No luchamos ni contra otro ejército ni contra otra nación. Pero el enemigo está ahí, invisible, imperceptible, que progresa, y requiere nuestra movilización general», declaró en un discurso solemne a la nación un Macron que se calzó las botas de comandante de los ejércitos para dirigir al país «en uno de sus momentos más difíciles en tiempos de paz».
Desde este mediodía y al menos durante los próximos 15 días, los franceses solo podrán desplazarse para ir a hacer la compra, al médico o a trabajar para «limitar al máximo los contactos», anunció el mandatario. Las imágenes del pasado domingo, cuando decenas de miles de franceses salieron a pasear y abarrotaron parques y bulevares completamente ajenos a las consignas sanitarias hicieron sonar las alarmas del palacio del Elíseo. Ni visitar a los amigos ni pasear por el parque será posible, y «toda infracción de estas reglas será sancionada», advirtió Macron.
El mandatario, tras consultar al comité científico que le asesora, a los presidentes de la Asamblea Nacional, el Senado y a sus dos antecesores, Nicolas Sarkozy y François Hollande, decidió también aplazar la segunda vuelta de los comicios municipales, que tenían que celebrarse el próximo día 22. Una decisión que, desde que cerraron los colegios en la primera vuelta el pasado domingo, estaba claro que era ya inevitable. Solo faltaba el consenso político.
Este lunes, el primer ministro Édouard Philippe se reunió por videoconferencia con los partidos políticos. Hacía solo cuatro días que habían mantenido esa misma consulta, pero la situación no podía ser más diferente. O mejor dicho, la gravedad de la situación era, en realidad, la misma, pero los interlocutores se habían dado cuenta por fin de que lo que estaba pasando en Italia o en España iba a llegar también aquí.
Si el jueves pasado la oposición se echó las manos a la cabeza al filtrarse que los comicios podrían aplazarse, cuatro días y varios positivos por coronavirus después -entre ellos el del presidente de Los Republicanos, Christian Jacob-, todos estuvieron de acuerdo cuando Philippe les propuso la fecha del 21 de junio para celebrar la segunda vuelta.
Macron también anunció anoche que se suspendían todas las reformas parlamentarias en curso, «también la reforma de las pensiones», aseguró, y anunció una serie de medidas económicas para ayudar a las empresas y a los trabajadores. Entre ellas la creación de un Fondo de Solidaridad para ayudar a los empresarios, además de una garantía del Estado de 300.000 millones de euros para los préstamos bancarios contraídos por las pequeñas empresas.
El personal sanitario también recibirá ayuda. Anoche se contabilizaron ya 6.633 casos (1.210 más que el día anterior) y 148 muertes por Covid-19. La situación es «muy preocupante» y se deteriora, además, «muy rápidamente», había alertado por la mañana el director general de Salud, Jerôme Salomon. El mayor temor es la saturación de los hospitales, algo que en algunos es ya una realidad. El número de casos se duplica cada tres días, y hay cientos de enfermos en reanimación, incluso personas jóvenes, advirtió Salomon. En Alsacia, una de las regiones más afectadas, se va a desplegar un hospital de campaña del Ejército, y mañana se presentará en el Consejo de Ministros un proyecto de ley que permita al Gobierno una respuesta rápida a la actual urgencia.
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