beatriz juez
Corresponsal. París
Miércoles, 5 de mayo 2021, 21:16
Conmemorar sin celebrar. El presidente Emmanuel Macron conmemoró este miércoles en París la figura de Napoleón Bonaparte (1769-1821) con sus luces y sus sombras, coincidiendo con el bicentenario de su muerte. Y depositó una corona de flores en su imponente tumba, situada en el ... palacio nacional de Los Inválidos en París.
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«Napoleón Bonaparte es parte de nosotros. Lo asumimos», dijo Macron en un discurso en el Instituto de Francia, en el que instó una vez más a los franceses a «mirar a nuestra Historia de frente y en bloque».
«Del imperio hemos renunciado a lo peor; del emperador, hemos embellecido lo mejor», añadió el presidente, quien se mostró partidario de conmemorar a Napoleón «serenamente» asumiendo lo positivo de su legado, pero sin ocultar su leyenda negra y sin necesidad de reescribir la Historia o tratar de juzgar al emperador desde el prisma actual.
«La vida de Napoleón es ante todo una oda a la voluntad política, el recorrido de un niño de Ajaccio (su ciudad natal en la isla de Córcega) que se convirtió en amo de Europa, y que muestra, de verdad, como un hombre puede cambiar el curso de la historia», explicó Macron.
Napoleón es un personaje histórico controvertido que sigue dividiendo a los franceses y a los historiadores doscientos años después de su muerte en la isla de Santa Elena, donde estaba desterrado tras su derrota final en la batalla de Waterloo.
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Sus admiradores le consideran un genio militar y uno de los personajes históricos que han marcado Francia y cuyo legado sigue vivo en las instituciones y la sociedad francesas actuales. Sus detractores, en cambio, lo pintan como un déspota sanguinario y ebrio de conquistas que devastaron Europa y recuerdan que restauró la esclavitud.
Macron no eludió la cuestión de la esclavitud, que consideró «una traición al espíritu de la Ilustración», ni la indiferencia del emperador ante el número de muertos que dejó con sus guerras y conquistas.
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«Chateaubriand irá hasta acusarlo, con fuerte exageración, hay que decirlo, de haber sacrificado a cinco millones de franceses. Goya inmortalizó la masacre cruel de civiles españoles en mayo de 1808. Desde entonces hemos colocado el valor de la vida humana por encima de todo, tanto en las guerras como en las pandemias», afirmó el presidente, quien terminó su discurso con el tradicional «viva la República, viva Francia».
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