Luto en Francia por la muerte a tiros de tres gendarmes

El presidente francés, Emmanuel Macron, calificó de «héroes» a los gendarmes fallecidos. «La nación se une al dolor de las familias. Para protegernos, nuestras fuerzas actúan arriesgando sus propias vidas. Son nuestros héroes», escribió en las redes sociales el jefe del Elíseo, en cuarentena tras haber dado positivo la semana pasada por coronavirus.

Lo que parecía ser una intervención rutinaria ante un caso de violencia doméstica se convirtió en «un horror criminal» que ha «traumatizado» la Gendarmería Nacional en vísperas de Navidad, según explicó en rueda de prensa el fiscal de la república en Clermont-Ferrand, Éric Maillaud. «Nos hemos tenido que confrontar todos a una verdadera escena de guerra», explicó. «Centenares y centenares de casquillos. Una casa incendiada, un individuo excesivamente armado. Es evidentemente un escenario atípico», añadió, visiblemente emocionado ante lo ocurrido.

Una patrulla de la gendarmería se desplazó a Saint-Just, una pequeña localidad de 160 habitantes del departamento de Puy-de-Dôme (centro del país) después de que fueran alertados de que se estaba produciendo un acto de violencia doméstica.

Fue la propia víctima la que dio la alarma la noche del martes a través de una amiga. Dijo que su nuevo compañero sentimental, Frédéric Limole, la había golpeado en la cara. La víctima tiene dos hijas, pero estaba sola con Limole en su domicilio cuando ocurrieron los hechos. Hasta entonces, que se sepa, no había habido denuncias de violencia conyugal.

Al llegar a la casa, los gendarmes vieron a un hombre armado y pidieron refuerzos. Entonces empezaron a salir llamas de la vivienda. «La prioridad es salvar a la mujer de las llamas y de un cónyuge extremadamente violento», explicó el fiscal. La víctima, que se había refugiado en el tejado, fue rescatada por los gendarmes, mientras Limole disparaba contra ellos, logrando matar a tres agentes.

Los gendarmes fallecidos -Arno Mavel, Rémis Dupuis y Cyrille Morel- pertenecían a la brigada de Ambert y tenían entre 21 y 45 años. Un cuarto gendarme resultó herido por bala en el muslo, pero su vida no corre peligro. Tras disparar contra los policías, el hombre huyó del pueblo en su 4x4, perdió el control del vehículo a 1,5 kilómetros y se estrelló contra un árbol. Fue encontrado muerto «con un arma Glock en la mano». Todo indica que se suicidó de un tiro en la sien. La autopsia deberá determinar la causa de su muerte.

Fuertemente armado

Además de la pistola automática, el asesino llevaba un fusil de asalto semi-automático AR-15, equipado con silenciador, linterna y un sistema de mira láser. También tenía cuatro cuchillos en el cinturón, precisó Maillaud. «Es una escena de crimen extremadamente compleja y estamos lejos de tener todas las respuestas», explicó mientras se mostró convencido de que el asesino «estaba decidido a provocar una carnicería, independientemente de quienes fueran las personas».

Limole, que había tenido una breve formación militar, practicaba el tiro deportivo y participaba en competiciones. Tras vivir un tiempo en Dubái, regresó a Francia, donde trabajaba como podador. Según las primeras investigaciones, tenía un perfil «inquietante», señaló el fiscal. Católico muy practicante, era «extremista». Había realizado varios cursillos de supervivencia y «estaba convencido de que el fin del mundo estaba cerca».

Se había divorciado en 2015 y había tenido conflictos con su anterior pareja por no pasarle la pensión alimenticia a la hija que tenían. Su exmujer le había denunciado por violencia doméstica. Limole llevaba muy mal no poder ver a su hija, indicó el fiscal.

«Las circunstancias trágicas de estas muertes nos recuerdan los riesgos a los que se exponen los agentes a diario», dijo el ministro de Interior, Gérald Darmanin, quien recordó que en 2020 once policías o gendarmes han muerto en actos de servicio en Francia.