Johnson y Corbyn debaten sin pasión

Un ejemplo clamoroso en un debate que fue cordial. Corbyn había presentado un documento interno del Gobierno británico, antes de su cita con Johnson, en el que los funcionarios explican que el acuerdo para la marcha de la Unión Europea que el primer ministro en funciones pactó con el Consejo Europeo en octubre requerirá declaraciones y controles aduaneros entre Irlanda del Norte y el resto de Reino Unido.

El candidato Johnson lo ha negado repetidamente en la campaña, a pesar de que su ministro para el 'brexit', Stephen Barclay, lo confirmó antes de la disolución del Parlamento. Corbyn presionó a Johnson sobre el asunto en el debate. «Sus aliados del Partido Democrático Unionista también lo dicen», le dijo el laborista. «No lo dicen -respondió Johnson-, porque tenemos un gran acuerdo».

Es imposible extraer verdad o mentira de las vaguedades del candidato conservador sin ahondar en el asunto. Es lo que hace el entrevistador estrella de la BBC, Andrew Neil, que repitió en la noche del jueves la invitación a Johnson a que acuda a su estudio, como han hecho los demás candidatos. Y Johnson quiere evitarlo porque lo ve como un riesgo innecesario en vísperas del voto.

La otra gran vaguedad del probable ganador es que además de repetir que su objetivo es «culminar el 'brexit'» afirma que, tras emplear casi tres años en la negociación de la parte más sencilla, su Gobierno negociaría la relación comercial futura con la UE antes del final de 2020. Corbyn, con una posición incomprensible -negociará otro tipo de marcha con la UE y la someterá a un referéndum en el que él no expresará su opinión-, le presionó sobre otros planes.

El laborista insiste en los últimos días que llevará siete años negociar un tratado comercial con Estados Unidos, que Johnson promete en tres, y que los plazos ilusorios de los conservadores crearán dificultades a la economía del país. Si el 'brexit' decidirá las elecciones, como dicen los expertos en encuestas, lo harán sobre especulaciones acercas del futuro. Otros emitirán su juicio sobre las personalidades.

El ex primer ministro, John Major, y el expresidente del Partido Conservador, Chris Patten, se unieron antes del debate al llamamiento en los últimos días del exministro con larga trayectoria en gabinetes conservadores, Michael Heseltine, para alentar a los electores a votar a candidatos contrarios al 'brexit', en especial a conservadores rebeldes en el Parlamento disuelto -Dominic Grieve, David Gauke o Anne Milton- que desafiaron a Theresa May y a Johnson, que los expulsó del partido. Se presentan ahora como independientes.

Otro exministro de larga trayectoria, Kenneth Clarke, también expresó el jueves su apoyo a estos rebeldes en un programa de la BBC. Nadie había ido tan lejos como Patten. El último gobernador británico de Hong Kong dijo de Johnson que «si dice una verdad es por accidente» y acusó al actual líder y a su colaborador, Dominic Cummings, de convertir a los 'tories' en el «Partido Nacional Inglés».

Para añadir el sentimiento de malestar del 'establishment' británico por la dirección del país, una diplomática con larga experiencia, Alexandra Hall Hal, dimitió de su último puesto, responsable en la embajada británica en Washington de explicar el 'brexit', porque «prefiero hacer algo más gratificante que vender puerta a puerta medias verdades en nombre de un Gobierno en el que no confío».