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Paula Rosas
París
Viernes, 3 de julio 2020, 15:27
Eficaz, sencillo, dialogante y conocedor a la perfección de los entresijos del poder. No es habitual que un nuevo primer ministro recoja elogios tan generalizados como los que se han escuchado sobre Jean Castex, un hombre que en poco más de tres meses ha ... pasado de ser un perfecto desconocido a liderar el Gobierno en un momento de crisis.
Castex, con un perfil a la vez técnico y político, encarna la versatilidad que Emmanuel Macron necesita en estos momentos. Hombre de derechas sin complejos –fue secretario general adjunto del Elíseo en los últimos años de la presidencia de Nicolas Sarkozy–, el nuevo jefe del Ejecutivo es descrito, sin embargo, por los sindicatos que lo han tratado como una persona de diálogo y cordial. En el palacio de Matignon tendrá además un contrapeso ideológico: Nicolas Revel, que procede de la izquierda y trabajó con François Hollande, será su jefe de gabinete.
A sus 55 años, Jean Castex puede mostrar a la vez el certificado de pedigrí –es 'enarca', como se denomina a los que han pasado por la Escuela Nacional de Administración (ENA), la fábrica de la que salen los líderes políticos y económicos de Francia–, y el carné rural, que tanta falta le hace a Macron. El nuevo primer ministro es alcalde de Prades, un pueblo de 6.000 habitantes de los Pirineos Orientales.
El que ha sido estos tres últimos tres meses 'Monsieur Desconfinamiento', liderará una larga desescalada. Conoce en profundidad el Ministerio de Sanidad y el sector clínico –fue director general de Hospitales entre 2005 y 2006–, pero también el de Trabajo, donde ocupó la jefatura del gabinete del conservador Xavier Bertrand entre 2007 y 2008. Dos áreas, la salud y el empleo, que serán cruciales en los próximos dos años.
Nacido en el departamento de Gers (Occitania) en 1965, Castex ha conservado su acento sureño y quienes han trabajado con él destacan su simpatía y calidez. Se describe como «servidor del Estado» y sus más cercanos aseguran «que sabe hacer de todo», como una navaja suiza. Le avala su trabajo a los mandos de la desescalada, que ha conseguido dar un giro a la opinión de los franceses sobre la gestión gubernamental de la crisis: «catastrófica» durante el confinamiento, un «éxito», por el momento, en la actualidad. Por ver está si logrará estirar ese apoyo durante los dos próximos años.
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