LA 'GOLEADA' DE BORIS JOHNSON

En primer lugar, claro, la salida de Europa ya sin dudas ni presiones para promover un segundo referéndum. El resultado de las Legislativas de este jueves ha cobrado ese valor. Boris Johnson enseguida se apresuró a advertir, por si fuese necesario, que ya no caben más vueltas a la noria, ni más dilaciones, ni más reyertas con Bruselas. Quizás no sea tan fácil, aunque sí inevitable. El último acuerdo firmado con la Comisión entrará en vigor después de tres intentos y prórrogas de fechas –a la tercera ha sido la vencida– y con algunas cuestiones pendientes.

Para empezar, la situación en que quedará Irlanda del Norte, para lo que no se ha encontrado fórmula; luego las cuestiones económicas que el abandono implica y, finalmente, el problema de Escocia. Los escoceses no quieren abandonar la UE y su pretensión se ha visto reforzada con un triunfo del partido SNP –independentista– en su Parlamento, tan rotundo como el de Johnson en el del UK: incrementó su mayoría de 35 a 48 escaños, y su líder, la ministra principal Nicola Sturgeon se ha reafirmado en el proyecto de convocar un segundo referéndum de independencia en 2020.

También son muchas las cuestiones internas aparcadas por el 'brexit' que aguardan estos cinco años próximos al nuevo inquilino de Downing Street y estrella indiscutible en Westminster –la siempre agitada Cámara de los Comunes– que además de la aritmética que refleja su victoria ya se ha liberado en menos de cuatro horas de sus dos principales rivales: el laborista Jeremy Corbyn y la demócrata liberal Jo Swinson, quien ni siquiera consiguió revalidar su escaño y dimitió inmediatamente.

Los demócratas liberales, el partido más identificado con el europeísmo, eran la esperanza en el caso de que Jonhson no consiguiera la mayoría y tuviera que pactar. Esa posibilidad se esfumó. Mientras tanto, la victoria de los 'tories' se refuerza con el descalabro de los laboristas, el eterno rival en el bipartidismo que rigió tradicionalmente en el Reino Unido. La política errática e 'in extremis' de un socialismo radical de Corbyn llevó al partido a la mayor derrota desde 1935. Apenas logró doscientos escaños en un Parlamento de 650.

Corbyn no dimitió en el acto, pero sí anticipó que no se presentará a la reelección. La militancia del partido nunca había estado satisfecha con su liderazgo y ahora le hace responsable del desastre. La contrapartida del éxito aplastante de los conservadores y antieuropeos deja la pequeña compensación de ver cómo Nigel Farage, el principal impulsor del 'brexit' hace tres años, también está en la lista de los derrotados.