Francia desconfina su cultura

El sector cultural ha sido una de las grandes víctimas de esta pandemia en Francia, algo que sorprende en un país que presume de ser una excepción y de tratar a la cultura como se merece. Se salvaron del cerrojazo las librerías y las tiendas de discos que, aunque al igual que otros establecimientos culturales echaron la persiana a finales de octubre, reabrieron, sin embargo, el 28 de noviembre, cuando terminó el segundo confinamiento. Sus dueños lograron convencer al Gobierno francés de que eran «comercios esenciales».

El reencuentro de los franceses con la cultura se hará con un aforo limitado, que se irá ampliando. Los museos recomiendan a sus visitantes que hagan una reserva antes de desplazarse. Los directores de cuatro teatros públicos, ocupados desde hace dos meses por trabajadores del mundo del espectáculo y sindicalistas, pidieron el fin de la protesta por la reapertura de las salas al público. Un centenar de teatros llegaron a estar ocupados en Francia contra «la cultura sacrificada» por la pandemia y para exigir más ayuda para el sector.

Uno de los grandes eventos de esta desescalada cultural será la inauguración el sábado en París de la Bolsa de Comercio reconvertida en un edificio diseñado por el arquitecto Tando Ando. Este nuevo museo privado albergará la colección de arte contemporáneo del empresario y millonario François Pinault, uno de los magnates del lujo francés.

«Nos vemos muy pronto», rezaba el cartel que exhibía hace unos días el cine Le Champo en el Barrio Latino de París, cuyos dueños también expresaban su «alegría» de poder reencontrarse con los espectadores.

Los cines, los teatros y las salas de espectáculos abrirán sus puertas con un aforo del 35%. Las salas de cine se desconfinan con una treintena de películas. El atasco es considerable. Más de 400 filmes, franceses y extranjeros, se acumulan en las distribuidoras. Entre ellos, los ganadores de los Oscar y los César.