beatriz juez
París
Miércoles, 28 de octubre 2020, 21:01
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció este miércoles un nuevo confinamiento nacional de cuatro semanas a partir de este viernes y como mínimo hasta el 1 de diciembre ante el empeoramiento de la situación sanitaria por la covid-19. El nuevo cierre del país ... será, sin embargo, algo más suave que el de marzo.
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Aunque Macron quería evitar a toda costa otro confinamiento masivo dado el coste económico y social considerable que supone esta medida, no ha tenido más remedio ante el avance de la epidemia. «El virus circula en Francia a una velocidad que incluso las previsiones más pesimistas no habían anticipado. A diferencia de la primera ola, el conjunto de regiones se encuentra hoy en el umbral de alerta», explicó en un discurso televisado a la nación a hora de máxima audiencia. Con este nuevo cierre, el jefe del Elíseo busca «dar un frenazo brutal a los contagios» para evitar un colapso de los hospitales y un gran número de muertos.
«Ciertos países, como España, Irlanda y Países Bajos, adoptaron más pronto medidas más duras que nosotros. A pesar de todo, estamos todos en el mismo punto: desbordados por una segunda ola que sabemos que será sin duda más dura y más mortífera que la primera», dijo a los ciudadanos.
El Gobierno multiplicó en las últimas semanas las restricciones en un intento por frenar el virus: desde decretar el cierre de bares y restaurantes en Marsella hasta declarar el toque de queda, desde las 9 de la noche a las 6 de la mañana, en París y otras ocho grandes ciudades, pasando por su extensión a 54 departamentos, una medida que afectaba ya a 46 millones de franceses. Estas restricciones no parecen haber sido suficientes para contener la ola de contagios, de ahí que Macron haya tenido que dar un paso más.
El presidente anunció el cierre desde mañana de los comercios no indispensables que reciban público. Entre los locales que deberán bajar la persiana están los bares y restaurantes. Se generalizará el teletrabajo allí donde sea posible, pero se permitirá que continúen la actividad en las fábricas, explotaciones agrícolas y en la construcción. «La economía no debe derrumbarse», sostuvo.
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El jefe de Estado galo detalló que los franceses «podrán salir de su casa sólo para ir al trabajo, a una visita médica, para ayudar a un pariente dependiente, hacer las compras esenciales o salir brevemente a tomar el aire», a un máximo de un kilómetro del domicilio. Asimismo, añadió que se requerirán declaraciones escritas que justifiquen la salida.
Clases online en universidades
A diferencia del confinamiento de marzo, en este segundo las guarderías, colegios e institutos permanecerán abiertos «con protocolos sanitarios reforzados», pero las universidades tendrán que dar clases online. Macron también anunció que las fronteras entre los países miembros de UE permanecerán abiertas y las exteriores con terceros países seguirán cerradas.
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«Mi responsabilidad es proteger a todos los franceses. A pesar de las polémicas, a pesar de las decisiones que hay que tomar. Lo asumo plenamente», dijo el mandatario, que instó a los ciudadanos a «permanecer unidos y solidarios», «no ceder al veneno de la división» y a «quedarse en casa» el máximo tiempo posible.
El primer confinamiento duró 55 días, del 17 de marzo al 11 de mayo, cuando comenzó una desescalada progresiva antes de las vacaciones de verano. Este primer encierro fue más estricto. Las escuelas cerraron, así como todos los comercios y empresas «no esenciales para la vida de la nación», con la excepción de las farmacias y supermercados. Cada 15 días el Gobierno examinará la evolución de la epidemia y decidirá si es necesario aplicar nuevas restricciones o, si la situación mejora, levantar algunas de las restricciones anunciadas.
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Horas antes del anuncio de Macron, muchos parisinos abandonaron la ciudad en dirección a sus segundas residencias ante la perspectiva de tener que pasar un nuevo confinamiento encerrados en sus pequeños apartamentos. Se registraron por la tarde 400 kilómetros de atascos en la región capitalina, el doble de lo habitual.
Francia superó el 23 de octubre el umbral simbólico del millón de positivos. Desde el inicio de la pandemia, 1.198.695 franceses se han infectado, de los cuales 33.417 fueron diagnosticados este miércoles. La crisis sanitaria ha acabado ya con la vida de 35.541 personas, de las que 292 han fallecido en las últimas 24 horas, según datos oficiales.
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La tasa de positividad - los casos positivos respecto a los que se han hecho la prueba- no deja de subir y se sitúa en el 18,4%, frente al 4,7% de principios de septiembre. Los malos datos se traducen ya en una preocupante situación en los hospitales, con una ocupación del 57,5% de las camas por enfermos de la covid-19.
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