Los líderes de la UE fracasan en la negociación del primer gran presupuesto sin Reino Unido

Charles Michel y Ursula von der Leyen, no sabían por dónde salir. En la rueda de prensa que ofrecieron tras el pinchazo hubo alguna respuesta titubeante, incomodidad y el vano intento de convencer de que la cita había servido para algo. «Hemos visto que no era posible llegar a un acuerdo. Pero los datos estaban ahí y había que entrar en el debate político. Ha permitido aportar claridad y entender de forma precisa» las pretensiones de los Estados miembros, aseguraba el belga.

Pero lo que querían lleva meses exponiéndose en público con claridad y, líder a líder, en un serial de encuentros privados, al propio Michel. Sabía que la batalla del presupuesto plurianual (o MFF por sus siglas en inglés) no se ha resuelto en solo una cumbre. Y que se enfrentaba a diferencias gruesas que no había logrado limar antes de encerrarles en la sede del Consejo. Entre 'frugales' y 'Amigos de la Cohesión' (que ayer se rebautizaron como 'Amigos por una Europa Ambiciosa'). Entre los cuatro ricos (Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Austria) que son reacios a poner más dinero al presupuesto, a desembolsar más del 1% de la Renta Nacional Bruta (RNB) para cubrir el agujero de entre 10.000 y 12.000 millones de euros anuales que deja la excisión británica.

Y los diecisiete (con España y Portugal a la cabeza) que exigen una mayor contribución para sufragar los nuevos retos (transición ecológica, seguridad, defensa, transformación digital) sin sacrificar las ayudas al campo y a la cohesión. En medio, Alemania -abanderada de la austeridad, pero con tractores también en la calle- y Francia, el gran beneficiado de la Política Agraria Común (PAC) que no quiere un nuevo conflicto social.

«La PAC no puede pagar el 'brexit'», aseguró Enmanuel Macron antes de abandonar Bruselas. Sánchez insistió en el carácter «insuficiente y decepcionante» del resultado de la cumbre, confiando en que «en las próximas semanas podamos volver a reunirnos con una propuesta más ambiciosa».

Y el primer ministro holandés, Mark Rutte, minimizó lo sucedido. «No es un fracaso, sino un atasco». E incidió en otra idea: «Si se quiere que aportemos más del 1%, entonces debemos obtener más compensaciones», en alusión a los 'cheques' que se pusieron en marcha en 1984 por exigencia de Margaret Thacher, y que equilibrar las aportaciones de los contribuyentes netos. 'Cheques' que España, entre otros, aboga por eliminar ya con Reino Unido fuera del club.

La cuestión es que la cascada de reuniones en formato reducido que arrancó el jueves antes de las tres de la tarde, se prolongó hasta las 6:30 horas del viernes y se retomó horas después con una segunda vuelta presagiaban el desastre. Tampoco era buena señal que la reunión del pleno del Consejo (ya con los Veintisiete líderes en la misma mesa) se pospusiera en hasta cinco ocasiones este viernes. Cuando se celebró, cerca de las 19:30 horas, duró unos veinte minutos. Con una nueva propuesta técnica que no firmaba Michel, sino la Comisión Europea.

Fijaba el porcentaje de contribución de los Estados en el 1,069% del RNB. Era inferior a la del belga (1,074%) y mejoraba también las 'compensaciones' a los ricos. Al mismo tiempo aminoraba su recorte del 14% para la PAC con una inyección de 4.000 millones buscando acercarse a los 'Amigos de la Cohesión'. Para unos y para otros, insuficiente.