Europa se propone endurecer su relación con China

El objetivo es que los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión aprueben ponerlas en marcha el próximo día 21 en el Consejo Europeo, y equilibrar así una balanza que tanto empresas como gobiernos consideran desde hace tiempo excesivamente escorada hacia Pekín. «China ya no puede considerarse un país en vías de desarrollo. Es un actor global clave y una potencia tecnológica. Su creciente presencia en el mundo, incluida Europa, debe estar acompañada de una mayor responsabilidad en la defensa de un orden internacional basado en reglas, así como en la reciprocidad, la no discriminación, y la apertura de su sistema. Las reformas que ha prometido públicamente deberían traducirse en políticas o acciones proporcionales a esta responsabilidad», argumenta el documento.

Estas demandas son, expuestas de forma más civilizada, muy similares a las que Donald Trump ha esgrimido para iniciar la guerra comercial que actualmente enfrenta a Estados Unidos y China. Instituciones como la Cámara de Comercio Europea en China también llevan años exigiendo que la Unión incremente su presión sobre el régimen chino para lograr que las empresas europeas gocen en China de las mismas facilidades que se les da a las compañías chinas en el Viejo Continente. Por eso, la mayoría ve con buenos ojos la propuesta de la Comisión y el Alto Representante.

Los diez puntos de acción recogen exigencias de muy diferente índole. Se pide a China que alcance su pico de emisiones nocivas en 2030 para combatir el cambio climático, que se comprometa a reformar la Organización Mundial del Comercio, que ponga fin a la transferencia de propiedad intelectual forzosa y a los subsidios, y que promueva la reciprocidad. El documento también señala medidas que debe tomar la Unión Europea. Por ejemplo, que se tengan en cuenta las condiciones laborales y medioambientales, además del precio, en las licitaciones de proyectos, y que se calcule el factor de distorsión que suponen las empresas estatales y la financiación pública de China.

La Comisión también incide en otra disputa que enfrenta a Washington y Pekín: la de Huawei. Aunque no menciona al gigante chino de equipamiento de telecomunicaciones, sí que pide a los estados europeos que acuerden una postura común relacionada con la seguridad de las redes 5G, cuyo despliegue ya ha comenzado. Finalmente, en un contexto más amplio, el documento también llama a «detectar e incrementar la conciencia sobre los riesgos de seguridad que puede acarrear la inversión extranjera en activos, tecnología e infraestructuras críticas».

«China es un socio estratégico de la Unión Europea. Pero también un competidor. Nuestra relación económica puede ser inmensamente beneficiosa para ambos si la competencia es justa y las relaciones comerciales y de inversión son recíprocas. Con este documento hacemos propuestas concretas para que Europa incremente su competitividad, se asegure de que juega con las mismas reglas, y proteja su economía de mercado de posibles distorsiones», justificó el vicepresidente de la Comisión, Jyrki Katainen. «Buscamos mejorar nuestras relaciones con China, desde el respeto mutuo», matizó la vicepresidenta del Alto Representante, Federica Mogherini.