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Anders Tegnell, director del departamento que diseña la lucha contra el Covid-19 en la Agencia de Salud Pública de Suecia. EFE
Suecia envidia el rigor de sus vecinos

Suecia envidia el rigor de sus vecinos

¿Equivocados? Las medidas suaves adoptadas contra la pandemia ponen al país a la cola de la recuperación en el norte de Europa

Iñigo Gurruchaga

Londres

Viernes, 24 de abril 2020

Anders Tegnell, director del departamento responsable de diseñar la política contra el Covid-19 en la Agencia de Salud Pública de Suecia, afirmó en su rueda de prensa diaria este viernes, que «esto no se ha terminado». El número de infecciones y de muertes ... había ascendido, y de nuevo la estrategia de mitigación de la epidemia se ponía en cuestión.

Tegnell achacó las cifras (812 nuevos casos en un total de 17.567) al aumento de los test a personal sanitario y a mayores. El de fallecimientos, 131 en un total de 2.152, a la contabilización retardada de muertes no hospitalarias desde la Semana Santa. La cifra real de muertos el jueves, a la espera de registros posteriores, fue, según la agencia estatal(Folkälsomyndigheten), de 31.

Suecia tiene problemas de aprovisionamiento de equipamiento clínico y el número de fallecimientos por tamaño de población es mayor que en otros países nórdicos. Los críticos señalan que es consecuencia de una estrategia equivocada. La semana pasada, 22 médicos, virólogos e investigadores suscribieron un artículo en el diario 'Dagens Nyheter' con un titular reivindicativo: «Las autoridades de salud pública han fallado, los políticos deben ahora intervenir».

Señalaban el contraste con sus vecinos, que han adoptado medidas más drásticas, y acusaban a la agencia estatal de afirmar cuatro veces que la curva de infecciones iba a estabilizarse o descender y, sin embargo, nunca habría ocurrido. Como la agencia pública, no el Gobierno, es responsable de fijar la estrategia contra la epidemia, los firmantes de la carta exigían que los políticos tomen las riendas.

Cecilia Söderberg-Nauclér, profesora de inmunología celular y molecular en el instituto universitario Karolinska, pidió también la dimisión de Tegnell. «¿Tiene algún dato de oro que no conoce la comunidad científica? No puedo creer que sean los mejores del mundo en esto, cuando todos los demás piensan lo contrario», afirmó. «Se necesita a alguien que escuche a la comunidad científica en un diálogo abierto».

Tegnell, como Johan Giesecke, el más notorio epidemiólogo sueco que lo fichó para la agencia, perfeccionaron su formación en la London School de Higiene y Medicina Tropical, cuyos departamentos inspiraron la política adoptada inicialmente por el Gobierno británico: mitigación de la epidemia para evitar el desbordamiento de los hospitales, mientras se expande entre la población hasta que alcanza inmunidad grupal.

Matriz

Giesecke lamentaba el cambio de rumbo del Gobierno británico en una reciente entrevista en 'Unherd'. Está convencido de los efectos negativos para la salud y para la sociedad de la deriva autoritaria de los gobiernos, persiguiendo la quimera de suprimir el virus mediante confinamientos. También cree que la cifra final de fallecidos será similar en todos los países, porque se expandirá hasta que la mayoría de la población desarrolle inmunidad o se descubra una vacuna.

Mark Handley, profesor de Sistemas en Red en University College London, publica series de gráficos que incluyen uno de la evolución en países nórdicos del aumento diario de infecciones por millón de habitantes. Muestran un perfil similar y posiblemente confirma que en Suecia también ha comenzado el descenso de las infecciones.

Una epidemióloga británica crítica de la estrategia oficial, Carina King, que trabaja también en el instituto Karolinska, donde Giesecke es profesor emérito, cree que la política de la Agencia de Salud Pública ha errado por subestimar la transmisión de personas infectadas que no tienen síntomas. Tegnell no está convencido de que la transmisión por asintomáticos sea alta.

Lo ocurrido en las residencias de mayores es el evidente y grave error. En torno al 40% de los fallecidos en Estocolmo, donde se han producido el 40% de las infecciones y el 55% de las muertes, vivían en residencias. La agencia pidió tarde, el 1 de abril, que no se visitase a los mayores en esos centros. La agencia estatal había pedido antes a los mayores de 70 años que se aislaran lo más posible. Tegnell afirma que están investigando por qué no se cumplieron sus recomendaciones.

Recomendación es una palabra clave para diferenciar la política sueca de la de otros países. Pidió a la población distanciamiento, trabajar en casa, aislamiento en caso de síntomas. Prohibió congregaciones de más de 50 personas y sanciona a restaurantes que no respetan la instrucción de ofrecer a sus clientes solo servicio en mesa. Y aumentó las camas para cuidados intensivos.

Volvo reabrió este lunes sus factorías a sus 80.000 empleados. El fin de semana se permitió que jugasen al fútbol equipos juveniles. Los colegios siguen funcionando hasta el nivel preuniversitario. La ministra de Hacienda, Magdalena Anderssen, ha estimulado con 92.000 millones de euros una economía que puede sufrir una pérdida del 5% del PIB. La estrategia sueca parece más sostenible, si hay más brotes. Los países del confinamiento estricto quizás tengan que imitarla en un futuro sin vacuna.

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