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paula rosas
Corresponsal. París
Martes, 17 de diciembre 2019
Ferroviarios. Maestros. Abogados. Pilotos. Sanitarios. Funcionarios. Los sindicatos franceses volvieron a mostrar músculo este martes en las calles francesas, por las que desfilaron más de 615.000 personas para protestar por la reforma del sistema de pensiones que pretende sacar adelante Emmanuel Macron. Un pulso ... que mañana entra en su tercera semana y que, pese al desgaste económico y moral que empiezan a sentir muchos ciudadanos, mantiene intacta la presión al Gobierno.
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Por primera vez desde el inicio de la crisis, todos los sindicatos franceses salieron este martes juntos a manifestarse, aunque no lo hicieron unidos. Los más radicales, como la CGT, piden una retirada total del proyecto. Los reformistas, como la CFDT, la modificación de ciertos puntos, como el retraso de la edad de jubilación. Una división de la que el Gobierno intenta sacar rédito. Pese a la demostración de fuerza en las calles y las posturas maximalistas de los que solo aceptarán el abandono de la reforma, el primer ministro, Édouard Philippe, se mostraba «razonablemente optimista» de poder alcanzar un acuerdo con las centrales. Este miércoles deberá recibirlas en el palacio de Matignon para intentar buscar una solución a la crisis antes de Navidad.
La batalla por la opinión pública está en pleno apogeo y desde hace varios días, desde el Gobierno y las centrales se acusan mutuamente de poner en riesgo las fiestas, pero ninguno parece dispuesto a dar marcha atrás. este martes, el secretario de Estado de Transportes garantizó que «todos los que ya tengan un billete, tendrán un tren garantizado», aunque muchos tendrán que viajar de pie. La afirmación sorprendió, entre otras cosas porque hasta el jueves los sindicatos no se pronunciarán sobre si piensan prolongar la huelga durante las fiestas o no.
En la manifestación de París, que congregó a unas 76.000 personas, según el Ministerio del Interior -la CGT elevó la cifra a 350.000-, eran muchos los que abogaban por continuar. «La tregua es una indecencia», rezaba uno de los carteles, en referencia a la pausa que sindicatos reformistas como la CFDT piden para las vacaciones.
Para muchos comerciantes y hosteleros, sin embargo, las Navidades están prácticamente perdidas. Sin transportes públicos, las ventas se han reducido entre un 30 y un 50% en el centro de la capital, según la Cámara de Comercio e Industria de París. Las pérdidas son aún mayores en los comercios del interior de las estaciones de tren -bien colapsadas en las horas punta hasta la peligrosidad, bien vacías el resto del día por falta de trenes-, donde la actividad se ha reducido en un 80%. «Cada día me anulan más de la mitad de las citas porque las clientas no pueden llegar», asegura a este diario Amandine, empleada de un centro de depilación. «¡Y eso los días que puedo llegar yo!», añade.
La situación no es mejor para los hoteles. Los paros en los transportes han obligado a anular numerosos congresos que tenían que celebrarse en París y, consecuentemente, también las reservas hoteleras que llevaban aparejadas. Según cifras del sector citadas por 'Le Parisien', en la última semana los hoteles han perdido entre el 20 y el 25% de su cifra de negocio.
Con muchos museos y monumentos cerrados -este martes, por ejemplo, la Torre Eiffel y el palacio de Versalles volvieron a echar el cierre-, y sin saber cómo van a poder desplazarse por la capital, las cancelaciones de turistas se suceden una tras otra. Estos días es habitual verlos despistados, arrastrando maletas por el centro de París en busca de un taxi o un VTC que les saque del apuro.
A pesar del masivo seguimiento a la jornada de huelga general convocada este martes en Francia, y de los cientos de miles de personas que llenaron las calles, los actos, marchas y manifestaciones se desarrollaron de forma pacífica en la mayoría de las ciudades. Las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos para reprimir a un grupo de manifestantes concentrados en París, y también hubo incidentes en otras localidades como Nantes, pero los enfrentamientos no fueron la tónica de la jornada. En numerosas marchas se pudieron ver chalecos amarillos y pancartas con la imagen de Macron vestido como el rey Sol.
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