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salvador arroyo
Corresponsal. Bruselas
Lunes, 1 de febrero 2021, 22:33
«Es cierto que nadie estaba realmente preparado para esta pandemia. También es cierto que algunos no llegaron a tiempo cuando otros necesitaron su ayuda... Por eso, Europa ofrece una sincera disculpa». Estas palabras las pronunciaba Von der Leyen en la Eurocámara en abril del ... pasado año, apenas un mes después del estallido pandémico. Todo un ejercicio de contrición por los errores de entonces, que tendrá que reeditarse por todos los que han llegado después.
Por mucho que Bruselas remarcase aquello de «todos somos italianos» en aquel febrero en el que el país transalpino se convirtió en epicentro de la pandemia lo que veían los europeos es que China había acudido en su auxilio con equipamiento sanitario y personal médico. Y eso al mismo tiempo que Francia y Alemania prohibían vender mascarillas fuera de sus fronteras. Una decisión egoísta de la no avisaron ni a Bruselas ni al resto de socios. Aquella situación no se ha dado en la segunda y tercera ola. Pacientes de Bélgica u Holanda, por ejemplo, han sido atendidos en hospitales germanos y desde allí hoy se ha comprometido ayuda a Portugal. Tras aquel error Bruselas anunció la creación de un 'almacén central' para distribuir equipamiento médico y la financiación del 90% de las compras de ventiladores, mascarillas y medicamentos. La adquisición conjunta de vacunas ha sido el siguiente paso para evitar otra guerra interna.
La crisis de la migración de 2015 ya puso en riesgo el 'espacio Schengen' cuando países como Noruega, Austria, Francia o Alemania impusieron controles fronterizos que, en algún caso, aún se mantiene. El coronavirus llevo la unilateralidad al caos. Italia fue vetado por sus socios. Luego España. Y uno tras otro entraron en el autoaislamiento. Durante el verano -superada la primera ola- la apertura fue al gusto. Los países dispararon en todas direcciones (que si a este sí, que si a este no, que si PCR obligatoria...). Antes la UE pactó una lista restringida de terceros países a los que abría sus fronteras. Luego cada uno la aplicó a su manera. Bruselas lanzó en octubre la codificación por colores (el mapa de riesgo). Ha tenido que cambiarlo con las nuevas cepas. Hoy Francia ha cerrado su frontera, como Portugal. Bélgica y Holanda prohiben viajar. Suma y sigue.
Si bien Bruselas diseño el plan de recuperación de 750.000 millones de euros (con subvenciones directas y créditos), este surgió previa coordinación con Francia y Alemania. Se aprobó tras una cumbre maratoniana de cuatro días y estuvo a punto de naufragar en diciembre por el pulso que echaron Hungría y Polonia. Ahora está en fase de ratificación. La Comisión se endeudará en una cuantía sin precedentes para el renacimiento económico post pandemia.
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El conato de guerra comercial con Londres por las vacunas ha disparado los mensajes anti UE en Reino Unido. Para los 'brexiters', «la confirmación» de que tomaron la mejor decisión al irse de la UE. Críticas duras también dentro de Europa. Para Bild, un «una prueba de incapacidad de los Veintisiete». Der Spiegel se cuestiona: «¿Cómo se puede, en la crisis más grave desde la segunda guerra mundial, descuidar hasta tal punto el suministro de vacunas?»
La Agencia Europea del Medicamento (EMA) abogó el viernes por que esta vacuna se inyecte a adultos de todas las edades. Alemania no la desaconsejó un día antes para los mayores de 65 años. Austria ha decidido desoir a la EMA y se alinea con Alemania. Italia dará la usará para «personas de entre 18 y 55 años». A los mayores administrará las fórmulas de Pfizer/BioNTech y Moderna.
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