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JUAN CARLOS BARRENA
Sábado, 14 de noviembre 2020, 17:39
El Gobierno austríaco ha anunciado este sábado el confinamiento total del país durante las próximas tres semanas ante el creciente e imparable número de infecciones de coronavirus y las advertencias sobre el descontrol de la situación lanzadas por la comisión nacional para combatir la epidemia. ... El Ejecutivo que dirige el canciller federal, Sebastian Kurz, comunicó que desde el martes próximo y hasta el 6 de diciembre cerrarán por completo todos los comercios que no vendan artículos de primera necesidad y todos los centros educativos, también las guarderías.
Además anunció la práctica reclusión en sus hogares de los ciudadanos durante ese periodo de tiempo, en el que solo podrán salir para hacer compras o acudir a su trabajo. No estarán permitidos encuentros privados más que con una persona, que deberá ser un familiar o estrecho allegado. Como sucede en Alemania, Austria había ordenado ya el pasado 3 de noviembre el cierre de todos los bares, restaurantes y hoteles, así como la clausura de todos los centros culturales y deportivos. El toque de queda que se dictó entonces desde las 20,00 hasta las 06,00 horas se amplía ahora a la totalidad de la jornada.
«En las próximas dos semanas y media habrá un 'lockdown' similar al impuesto en primavera», dijo Kurz en rueda de prensa al anunciar las nueva restricciones. «Mi petición urgente para las próximas semanas es: no se encuentren con nadie. Todo contacto es un contacto de más», añadió el jefe del Gobierno austríaco, quien exigió que todo contacto fuera del propio hogar «se limite a una sola persona y siempre la misma». Subrayó además que el confinamiento es el único medio efectivo para reducir las cifras de contagios.
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El político conservador calificó la situación de «crítica» en la república alpina y destacó que el 77% de los nuevos contagios ya no pueden ser rastreados por las oficinas sanitarias. El jefe del ejecutivo de Viena prometió además «ayudas rápidas y sin burocracia» a las empresas afectadas por el cierre y destacó que estas solo se beneficiarán de las mismas si conservan a sus empleados y no los despiden pese al parón de sus actividades.
«Nadie quiere cerrar los colegios», añadió Kurz, pero señaló que esa medida es inevitable para frenar la pandemia y pidió a los responsables de los centros educativos y al profesorado que traten en la medida de lo posible de continuar dando clases de manera virtual. En la misma rueda de prensa el vicecanciller federal, el verde Werner Kogler, insistió en el aislamiento de la población. «Quédense por favor en casa. Renuncien a los contactos físicos», señaló Kogler, que hizo un llamamiento al empresariado para facilitar el teletrabajo de sus empleados. Pese a todo, el vicecanciller austríaco destacó que el confinamiento dictado no prohíbe salir a la calle solos a pasear o hacer deporte: «muévanse, salgan a la calle. Tomen aire fresco, es bueno para el espíritu. Pero, por favor, háganlo solos».
Tanto Kurz como Kogler reconocieron que exigen un nuevo sacrificio a la población, pero afirmaron que «es necesario echar el freno de mano ahora» para poder celebrar las navidades en familia.
El endurecimiento de las restricciones en la república alpina se ha hecho inevitable a juicio del ejecutivo de Viena ante la amenaza de que el sistema sanitario termine por desbordarse. Este viernes se registraron 9.586 nuevas infecciones en 24 horas y desde el jueves es el país con mayor número de contagios por habitante del mundo, superando incluso la tasa de Francia. La media de nuevas transmisiones de la enfermedad durante la última semana ha alcanzado en Austria los 554,2 casos por cada 100.000 habitantes y en algunas regiones incluso los 850 casos, cuando el límite crítico es de 50 casos. Este viernes se encontraban hospitalizados 3.922 enfermos de coronavirus, 567 de ellos en las unidades de cuidados intensivos, unos niveles abrumadores para un país que no llega a los 9 millones de habitantes.
En los estados federados más castigados por la pandemia, las regiones de Voralberg y Alta Austria, los hospitales se encuentran al límite de sus posibilidades y las autoridades sanitarias locales no descartan que el personal médico se vea obligado a seleccionar entre los nuevos ingresados a aquellos con mayores posibilidades de supervivencia.
El titular austríaco de Sanidad, Rudolf Anschober, calificó de «dramática» la situación en Austria, donde las infecciones han aumentado desde el pasado 23 de octubre «de manera casi explosiva» y habló de una segunda ola de la epidemia «más violenta y dinámica». El personal de las unidades de cuidados intensivos en los hospitales austríacos «está al límite de sus fuerzas», mientras sus capacidades se agotan, dijo Anschober en la misma rueda de prensa, en la que advirtió de que si no se actúa ahora con un confinamiento drástico se llegará a situaciones límite en los hospitales que «podrían afectarnos a todos, a nuestros familiares y amigos».
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