Mikel Casal

Christian Drosten, el ariete alemán contra la pandemia

Perfil ·

El asesor de Merkel, al que la revista 'Science' considera «el mayor experto mundial en coronavirus», censura la imprudencia de los políticos durante esta crisis

juan carlos barrena

Berlín

Domingo, 10 de mayo 2020, 14:20

El más conocido virólogo germano, asesor en la crisis del coronavirus de la canciller federal, Angela Merkel, pero también de otros gobernantes que acuden buscando su consejo desde cualquier punto del planeta, es sumamente popular entre la población de Alemania. Pese a que se ... encuentra desbordado por su trabajo, Christian Drosten, de 48 años de edad y director del Instituto de Virología del Hospital Universitario Charité de Berlín, tiene tiempo para difundir regularmente su 'Coronavirus Update', un 'podcast' que emite a través de la cadena pública NDR y que es seguido con veneración por cientos de miles de oyentes en este país. «Drosten explica a la gente de manera amena, transparente, ilustrativa y con datos concretos lo que sabe la ciencia, cómo trabaja y cuales son las inseguridades actuales», señaló el jurado de la Academia Alemana de las Ciencias que recientemente le concedió un premio especial por su «extraordinaria comunicación científica en la pandemia del virus Covid-19».

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Pero su fama viene de antes. Con solo 30 años, Christian Drosten descifró en 2003 el virus del SARS y ya en enero pasado fue el primero en desarrollar un test para diagnosticar el nuevo coronavirus procedente de la ciudad china de Wuhan. Un test que puso gratuitamente a disposición de todo el mundo. En diciembre, cuando la pandemia comenzaba a extenderse por China, al virólogo alemán se le habían disparado ya todas las alarmas y había puesto a su departamento en Berlín, en un histórico hospital que recientemente cumplió su tercer centenario, a trabajar frenéticamente para ver la manera de frenar la expansión de la enfermedad. El especialista sigue además de manera radical una estrategia que ya convirtió en su credo con la epidemia de SARS hace más de tres lustros: hay que hacer llegar a la opinión pública todas las informaciones, de manera rápida, comprensible y transparente.

Entonces Drosten trabajaba en el Instituto Bernhard Nocht de Medicina Tropical en Hamburgo, donde desarrollaba test de diagnóstico para enfermedades infecciosas y con su colega Stephan Günther logró en breve tiempo presentar una prueba para determinar los contagios con SARS. Con solo 35 años fue nombrado director del Instituto de Virología de la Clínica Universitaria de Bonn y diez años más tarde asumió el mismo cargo en Berlín, en el más prestigioso de los institutos germanos especializados en la lucha contra enfermedades infecciosas. Sus colegas subrayan que Drosten es uno de los pocos virólogos que comprende una epidemia en toda su amplitud, no solo desde sus aspectos biológicomoleculares, sino también sus consecuencias clínicas y, no menos decisivo, la importancia de la divulgación de consejos entre la población para lograr su colaboración en la lucha para evitar que la enfermedad se extienda de manera descontrolada.

Mensajes drásticos

El experto reconoce que esto último es algo que aprendió ya con la epidemia de SARS hace 17 años. «El simple conocimiento por la población de los detalles de la enfermedad en Hongkong hizo que los pacientes acudieran antes al médico», señala Drosten, quien defiende que «todo mensaje drástico tiene su sentido», ya que solo entonces la gente cambia su comportamiento, evita las aglomeraciones y guarda la necesaria distancia social. Desde entonces difundir sus conocimientos ocupa una buena parte de las jornadas del virólogo alemán, aunque no oculta sus contradicciones. «No estoy seguro de que sea bueno para mí como científico. Hay que tener cuidado de no convertirse en un profesor televisivo», confiesa preocupado.

Christian Drosten procede de la región de Emsland, una despoblada esquina al noroeste de Alemania junto a la frontera holandesa donde se cosecha turba y maíz y se destila Doppelkorn, un aguardiente de grano que recuerda al vodka. Hijo de campesinos, se crió en una granja de Gross Hesepe a 25 minutos en autobús de Meppen, donde acabó el bachillerato. Estudió primero química y biológicas en Dortmund y Münster y luego medicina en Fráncfort. El mismo año en el que descifró el SARS se doctoró «suma cum laude». Vive con su compañera sentimental en el barrio berlinés de Prenzlauer Berg, tiene un hijo de tres años y cuando disfruta de un rato libre le gusta tocar la guitarra.

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La revista 'Science' le considera «el mayor experto mundial en coronavirus». Su obsesión por una difusión libre de los resultados de las investigaciones hace que solo publique sus estudios en revistas especializadas como 'Eurosurveillance', donde los artículos son accesibles gratuitamente a través de internet.

Presión a los expertos

En su último 'podcast' Christian Drosten carga contra los políticos por su impaciencia y la presión que ejercen sobre virólogos y expertos, pero también por su imprudencia, por su precipitación a la hora de aliviar las restricciones dictadas para combatir el Covid-19. Denuncia que, sometidos también a presión a la hora de tomar decisiones para la sociedad, muchos políticos no quieren a veces asumir esa responsabilidad y exigen de los científicos estudios que confirmen su opción preferida para poder decir que figura negro sobre blanco. Es entonces cuando se entra en la zona de peligro, afirma Drosten, quien señala que bajo esa presión se hacen públicos análisis incompletos o los departamentos de prensa de los políticos elaboran comunicados en los que se escapa algún error.

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Por eso advierte que «esto marcha actualmente en la dirección equivocada. La ciencia se ve demasiado polarizada en los medios. No solo yo como persona. Hay políticos que citan mi nombre en las tertulias de televisión, lo que encuentro una desfachatez y un engaño total a la opinión pública y también un fraude a la formación de la opinión política».

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