juan carlos barrena
Berlín
Viernes, 22 de noviembre 2019, 21:59
Al final no hubo rebelión. Nada más comenzar el congreso federal, la presidenta de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Annegret Kramp-Karrenbauer, sofocó todo conato de conjura en su contra con un combativo discurso a la ofensiva de hora y media de duración que culminó con ... un desafío: «Si piensan que el camino que quiero seguir no es el camino que desean seguir, debatamos eso ahora mismo. Y acabemos de una vez por todas. Aquí y ahora: hoy». Fue una forma indirecta de poner su cargo como líder del partido conservador alemán a disposición del millar de delegados reunidos en la Feria de Muestras de Leipzig y de exigir a sus rivales que den la cara. «De lo contrario, es hora aquí y hoy de arremangarse y empezar a trabajar», dijo Kramp-Karrenbauer, AKK para los germanos, al final de su intervención.
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La audiencia reaccionó inicialmente con un silencio de sorpresa, pero despidió a su presidenta con una ovación en pie que duró largos minutos. Antes, AKK se había dirigido sin citarlo a su principal rival, el experto económico Friedrich Merz, para criticar a aquellos que censuran su labor, la de la dirección del partido y la del propio Gobierno de Berlín, liderado desde hace casi tres lustros por la canciller federal, Angela Merkel. «Han sido y son 14 buenos años para Alemania y todos podemos estar orgullosos de ello», afirmó la presidenta de la CDU, cuando aún no se ha cumplido un año desde que asumió esa responsabilidad y derrotó en la elección para el cargo al ambicioso Merz. Este había criticado y calificado de «cavernícola» la labor del Ejecutivo tras las recientes elecciones regionales en Turingia, en las que los conservadores tuvieron unos resultados desastrosos.
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Criticar y decir que todo esta mal «no es una estrategia electoral de éxito» y especular sobre cargos y el liderazgo de la formación «no son debates en los que debamos participar, no nos dejemos llevar a la ruina», reclamó AKK, quien aseguró que quiere ser «presidenta de un partido que hace una política extraordinaria para el futuro». El discurso de la líder conservadora insistió en el valor del compromiso en la política, con el centro y la moderación como guías. Kramp-Karrenbauer subrayó que su formación debe ser capaz de ofrecer soluciones a problemas concretos. El país necesita «bienestar para todos y no beneficencia para todos», subrayó la presidenta de la CDU, para la que las prestaciones sociales que ofrece Alemania deben pasar por un control técnico al estilo de la ITV. AKK cosechó los mayores aplausos con afirmaciones como «no existe más que una unión de valores, la CDU de Alemania».
No menos esperada fue la intervención posterior del propio Merz, que no solo renunció a un pulso con la líder, sino que elogió su labor y calificó de «sincero y valiente» su discurso. Desarmado por el reto de AKK, el polémico representante del ala más conservadora de la CDU expresó públicamente su «lealtad a la presidenta de la formación, a la dirección del partido y al Gobierno federal, que dirigimos desde hace 14 años». Añadió que no se trata «de mí o de cualesquiera otros motivos rastreros que se me atribuyen». Friedrich Merz subrayó que del congreso de la CDU en Leipzig debe partir el mensaje de que los cristianodemócratas asumirán su responsabilidad por Alemania en los próximos años de la misma manera que lo han hecho en las últimas décadas.
Entretanto, el millar de delegados cristianodemócratas parecen haber asumido que su partido se encuentra en una fase de transición. Merkel ha dejado de ser la decisiva figura dirigente y tampoco quiere seguir siéndolo. Kramp-Karrenbauer ha asumido su testigo en el partido, decidida también a hacerlo en la jefatura del Gobierno, pero sus éxitos son magros y las críticas contra su persona no cesan, sobre todo desde algunos sectores influyentes de su formación como la Joven Unión, las juventudes conservadoras, o los expertos esconómicos, que dudan de su capacidad de liderazgo.
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En el fondo se trata de cómo manejar el legado de la todavía canciller federal. Eso sí, la lucha por la dirección de la CDU y la candidatura a la cancillería no ha terminado, solo se ha aplazado. Annegret Kramp-Karrenbauer tiene un año para hacerse fuerte. Hasta el próximo congreso, en el que los comicios de 2021 serán el tema central. Merz es un hombre paciente que sabe que ahora no es el momento. Estará hasta entonces al acecho. «No, este congreso no traerá decisiones definitivas. Nos encontramos al comienzo del proceso y con seguridad no en su final», advirtió.
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