Cadena perpetua para una madre alemana por matar a cinco de sus seis hijos

Desencadenante del múltiple infanticidio fue al parecer una fotografía que mostraba a su marido junto a otra mujer. En un chat, Christiane K., de 28 años, comunicó a su esposo que no volvería a ver a sus hijos. Los cadáveres de los pequeños, tres niñas y dos niños, fueron descubiertos el 3 de septiembre de 2020 envueltos en toallas y cubiertos por las mantas en sus respectivas camas. La procesada declaró entonces que un desconocido había entrado en su casa, la había atado y amordazado tras obligarla a escribir varios mensajes en un chat y después había asesinado a los cinco niños. Su abogado, Thomas Seifert, había solicitado la puesta en libertad de la acusada ante la presunta falta de pruebas incriminatorias y las dudas sobre su posible autoría.

Sin embargo, el tribunal estableció que Melina, de un año, Leonie de dos, Sophie de 3, Timo de 6 y Luca de 8 años murieron a manos de su propia madre. La mujer recogió posteriormente de casa de su abuela a su hijo de 11 años y trató de tirarse a un tren con él de la mano en la estación de Düsseldorf. Ambos sobrevivieron al intento, el niño ileso. Los jueces señalaron que Christiane K. decidió matar a sus hijos por una mezcla de decepción, ira y «desesperación por el hecho de que había reventado el concepto de vida de una familia numerosa que vivía en una placentera isla». La acusada no fue capaz de aceptar que su marido, que se había separado de ella, tuviese una nueva compañera sentimental, lo que supuso para ella una «enorme humillación y ofensa», señaló el tribunal durante la lectura de la sentencia, en la que los jueces destacaron que la mujer quiso posiblemente «castigar a su marido» con el asesinato de los pequeños.

Al parecer, el padre de los pequeños había comunicado a su esposa que deseaba iniciar una nueva vida con otra mujer que vivía en el mismo vecindario. Obsesionada con una vida familiar ideal, Christiane K. se refugió entonces en su papel de madre. «Vivía en un mundo de fachada que se había construido, pero una vez confirmada la ruptura por parte de su marido, esa fachada dejó de tener sentido», señalaron los jueces para explicar el infanticidio. Los peritos psiquiátricos y psicológicos encargados del caso declararon que la mujer era completamente consciente de sus actos y señalaron no haber encontrado ninguna alteración psicológica grave.