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Salvador arroyo
Bruselas
Miércoles, 7 de abril 2021, 14:25
La visita de Ursula Von der Leyen y Charles Michel a Ankara el pasado martes dejó buena disposición a reconstruir la relación bilateral, condiciones en materia de derechos fundamentales que habrá que ver si Recep Tayyip Erdoğan asume y un gesto machista que ha molestado ... en Bruselas, por mucho que la réplica oficial se haya construido con fino lenguaje diplomático. El 'sofagate', como se ha denominado a este episodio que ha colocado también al presidente del Consejo Europeo (por inacción) en el centro de la polémica, se resume en una frase: el protocolo turco ninguneó a Von der Leyen.
El video editado que se difundió sobre los minutos previos a esa reunión que se prolongaba más de dos horas mostraba a Erdogan y Michel accediendo juntos a la sala; ambos ocupaban sendos sillones, juntos, a la misma altura, mientras que la alemana, a la que apenas se le escucha un «ehmm» de perplejidad, tenía que ocupar un sofá colocado en uno de los laterales. En el otro, frente a ella, el ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavuşoğlu. La distancia de seguridad a la que obliga el coronavirus ampliaba aún más la brecha de niveles.
La secuencia sorprendió. De entrada. Y porque una imagen similar de 2015 con los expresidentes de la Comisión, Jean-Claude Juncker, del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el propio Erdogan, no establecían distinción entre los tres. Ninguno queda relegado. Lo sucedido el martes, unido al portazo que Turquía ha dado recientemente a la Convención de Estambul, que combate la discriminación y la violencia contra las mujeres, ha generado una tormenta perfecta. Más de cincuenta minutos de la rueda de prensa diaria de la Comisión Europea quedaron capitalizados por un asunto sobre el que, curiosamente, no hubo pronunciamiento por parte de la presidencia del Consejo.
Eric Mamer, el portavoz de Von der Leyen, insistía este miércoles en que la presidenta optó por poner «por delante» del «incidente protocolario» la importancia de los asuntos que estaban encima de la mesa y el objetivo que se perseguía con este encuentro. Aunque eso sí, en varias ocasiones defendió que la presidenta de la Comisión Europea -en el que fue su primer viaje institucional a Ankara- debía haber recibido el mismo trato que su homólogo del Consejo, Michel.
Sorteando la crítica directa eso sí emplazó a los «interlocutores» turcos a evitar que esta situación pueda repetirse en el futuro. Son ellos (Turquía) «los que tienen que explicar» esa situación. «Nosotros no queremos convertir el incidente en un problema público, lo que no significa que no sea importante», añadía a continuación el portavoz comunitario, quien eludía utilizar el calificativo de 'machista' para juzgar lo sucedido.
¿Y por qué Michel no reaccionó? Silencio oficial desde el mismo martes. Aunque según recoge el medio digital 'Politico', citando fuentes del equipo del presidente del Consejo Europeo, «todo se desarrolló de acuerdo con el protocolo» ya que Michel, aseguran, «ocupa un lugar más alto en el orden jerárquico diplomático». Una explicación que contradice lo planteado ayer mismo por el portavoz de la Comisión Europea.
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