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AFP

'Brexit', capítulo 2º: A la búsqueda de un «imposible» acuerdo comercial

El Reino Unido quiere un tratado de libro comercio, mientras que Bruselas pretende que sea global y que «cubra todos los aspectos de las futuras relaciones

COLPISA/AFP

Bruselas

Martes, 28 de enero 2020, 12:01

La Unión Europea (UE) iniciará el sábado en la segunda fase de las negociaciones con Londres, consagrada a su futura relación, especialmente comercial. ¿Qué se sabe por el momento de estas futuras discusiones que se anuncian intensas?

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Tras su marcha el 31 de enero, ... los británicos entrarán en un período de transición hasta el 31 de diciembre de 2020, durante el que seguirán aplicando las reglas europeas e intentarán cerrar su futura relación con la UE. La Comisión Europea presentará el 3 de febrero un mandato de negociación, que los 27 países del bloque deberán aprobar en una reunión ministerial el 25 de febrero. La negociación podrá comenzar oficialmente entonces.

El 1 de julio será la primera fecha clave. La UE y el Reino Unido deberán decidir para entonces si prolongan la transición y por tanto la negociación uno o dos años. El 'premier' británico, Boris Johnson, rechaza esa opción.

Si se tiene en cuenta el tiempo necesario para la ratificación de un acuerdo, Londres y Bruselas dispondrían solo de ocho meses -de marzo a octubre- para alcanzarlo. «Es una misión imposible», resume un diplomático europeo. Con estas limitaciones, la UE no podrá alcanzar su objetivo inicial de un «acuerdo global» que cubra todos los aspectos de la futura relación (comercio de bienes y servicios, migración o incluso política exterior).

«El Reino Unido decidió acelerar el tiempo de discusión», aseguró el negociador europeo Michel Barnier al diario francés 'Journal de Dimanche', advirtiendo que algunos expedientes deben ser resueltos o «crearán una situación de ruptura». Bruselas tiene como prioridad alcanzar en 2020 acuerdos sobre pesca, seguridad interior y exterior y, sobre todo, comercio de bienes. El resto se negociará más tarde.

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En materia comercial, Londres ambiciona un acuerdo de libre comercio como los cerrados por la UE con Canadá y con Japón. La UE desea que el acuerdo integre un mecanismo de resolución de diferendos que podrían imponer sanciones e incluso suspender el futuro acuerdo si no se respetan sus disposiciones.

Barnier, cuyo homólogo británico debería ser David Frost, explicó que se abrirán «en paralelo» una «decena de mesas de negociación». Según una fuente europea, sólo «entre 8 y 10 rondas de negociación de una semana» podrán organizarse, «es decir unos cuarenta días de negociación pura».

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Esto parece poco, máxime cuando se necesitaron años para alcanzar el acuerdo entre la UE y Canadá, un socio menos importante que el Reino Unido. «Reservaremos dos o tres semanas para cada asunto y veremos qué se puede. Si el bloqueo es muy importante, pasaremos a otra cosa. Habrá algunos temas que estarán muy avanzados, otros no irán a ninguna parte«, aseguró un diplomático.

Principal preocupación de Bruselas: Garantizar que Londres no desregule su economía en materia ambiental, social, fiscal o de ayudas de Estado y mantenga reglas del juego justas («level playing field»). Algunos países querrían que los británicos sigan las reglas de la UE en estos cuatro aspectos y se adapten de manera automática a los cambios de legislación, una petición que ven indispensable por la cercanía económica y geográfica del Reino Unido.

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Pero Johnson «indicó claramente que quiere un acuerdo de libre comercio como el canadiense, sin alineamiento«, recuerda un responsable británico. »El punto de partida son normas excepcionalmente altas (...) No tenemos la intención de rebajarlas«, agregó. »Será difícil mantener la unidad europea«, estima un diplomático europeo, en referencia a que las prioridades de las capitales no son las mismas.

Los países del este del bloque conceden una gran importancia a los bienes industriales. Otros, como Luxemburgo, a los servicios financieros. Francia, Dinamarca, Irlanda, Bélgica y Países Bajos quieren mantener su acceso a las aguas británicas por la pesca, un asunto muy simbólico que otros países vigilarán de cerca, inquietos por eventuales concesiones a Londres.

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La pesca debería ser tanto más importante cuando Bruselas parece condicionar el inicio de las negociaciones puramente comerciales a un acuerdo en este campo. Ambas partes han prometido llegar a un acuerdo sobre la pesca antes del 1 de julio.

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