La segunda ola del coronavirus se expande a gran velocidad por Europa

En Fráncfort, capital económica de Alemania y Europa, los niveles incidencia son aún mayores, de 59,1 infecciones por cada 100.000 habitantes.

El gobierno federal y los ejecutivos de los 16 estados federados habían acordado que aquellas regiones o ciudades que superaran el nivel crítico adoptaran medidas locales para frenar la propagación de la enfermedad. En la categoría de regiones de riesgo se encuentran también, entre otras, las ciudades de Bremen, Offenbach, Hamm, Hagen y Aquisgrán.

En el caso de Berlín, donde cuatro distritos fueron declarados regiones de riesgo hace dos días y desde este jueves todo el término municipal, el senado de la ciudad-estado acordó ya las primeras restricciones el pasado 3 de octubre, entre ellas el uso obligatorio de mascarillas en todos los puestos de trabajo, en especial en los edificios de oficinas.

Entre tanto, la canciller federal, Angela Merkel, ha convocado este viernes una conferencia con los alcaldes de las 11 mayores ciudades alemanas para abordar la crisis sanitaria. Merkel hizo este jueves un nuevo llamamiento a la población a respetar las normas de higiene y a preocuparse del prójimo. «de todos nosotros depende que se pueda contener la expansión del virus», dijo en un acto público. «No quiero que se repita una situación como la de la pasada primavera», subrayó la canciller en referencia al parón económico y social que se produjo en los meses de abril y mayo y que el gobierno federal quiere evitar a toda costa que se produzca por segunda vez.

Las ciudades francesas de Lille, Grenoble, Lyon y Saint Étienne pasarán a partir de mañana a ser consideradas zonas de alerta máxima de la covid-19, lo que implicará nuevas restricciones, anunció el titular de Sanidad, Olivier Véran. El ministro advirtió que si la situación sanitaria no mejora de aquí al fin de semana, Toulouse y Montpellier alcanzarán el lunes igual denominación.

Hasta ahora, sólo París, Aix-Marsella y Guadalupe (Antillas) estaban en esa categoría de la clasificación de territorios que realiza el Gobierno francés en función de la circulación del virus. Dijon y Clermont-Ferrand pasan a partir de mañana a ser catalogadas zonas de alerta reforzada, un escalón por debajo de la consideración de alerta máxima, precisó el ministro.

El paso de una categoría a otra depende de los niveles de los tres indicadores principales: la tasa de incidencia de la enfermedad, la tasa en personas mayores y la de ocupación de camas de cuidados intensivos en los hospitales por pacientes con la covid-19.

El salto de un nivel a otro implica nuevas restricciones. Por ejemplo, en París los bares se han visto obligados a cerrar, pero no los restaurantes. Estos, sin embargo, deben aplicar un protocolo sanitario más estricto para seguir abiertos. «La situación sanitaria continúa deteriorándose en Francia, como es el caso en muchos países vecinos», afirmó Véran, que explicó que la tasa de incidencia es de 116 por cada 100.000 habitantes.

En París, la situación empeora, lo que ha obligado a activar el llamado «plan blanco» en los hospitales de la capital y sus alrededores. Véran detalló que «la parte de pacientes Covid en camas de cuidados intensivos (UCI) en los hospitales de la región aumenta y la presión sanitaria es cada vez más fuerte», lo que obliga a desprogramar operaciones quirúrgicas no urgentes.

A pesar de que la situación se deteriora en Francia, el Gobierno no prevé restringir la circulación de una ciudad a otra durante las vacaciones de Todos los Santos. Los escolares tienen en otoño dos semanas de vacaciones y muchos suelen pasarlas con sus abuelos y familiares. Véran solo les ha pedido que sean prudentes y que reduzcan los contactos.

Escocia tomó la delantera. La ministra principal Nicola Sturgeon anunció el cierre de pubs y restaurantes, a partir de este viernes, en el cinturón central del territorio. El cerco vetado cubre Edimburgo, Glasgow y otros núcleos donde se concentra gran parte de la población, y estará en vigor al menos 16 días. Los locales del resto del país podrán abrir hasta media tarde, pero el alcohol se servirá solo en espacios al aire libre.

La líder nacionalista justificó su decisión en que la embriaguez «afecta la voluntad de la gente para mantener la distancia». El cierre de los bares elimina, según dijo en el Parlamento escocés, «una de las oportunidades claves del virus para saltar de hogar en hogar».

El mismo criterio parece aplicar el primer ministro, Boris Johnson, en las medidas que su Gobierno prepara contra la covid. Su portavoz en Downing Street afirmó este jueves que las «estadísticas sugieren que el sector hostelería» es caldo de cultivo del coronavirus, particularmente entre los jóvenes, donde los contagios crecen a mayor velocidad.

La segunda ola de infecciones avanza por todo el país, aunque con más ímpetu en Escocia, el norte de Inglaterra y Londres. Este jueves se registraron 17.540 casos nuevos, tres mil más que el día anterior y por encima del doble que a primeros de mes. Los ingresados superan el medio millar diario, una cifra no experimentada desde junio.

La secretaria de Estado en Sanidad, Nadine Dorries, sembró la alarma al desvelar en un tuit que las admisiones hospitalarias por coronavirus alcanzarán «un estado crítico en unos diez días». El mensaje apuntó a los que protestan por el recrudecimiento de las medidas impuestas por el Gobierno. Entre los críticos hay muchos diputados conservadores contrariados por lo que consideran una intromisión excesiva del Estado.

Las restricciones varían de región a región en Inglaterra. Desde el confinamiento casi completo a un máximo de seis personas juntas, en función de la penetración del coronavirus. Pero la mano dura no da los resultados esperados. Según datos compilados por el Partido Laborista, la incidencia de positivos creció en 19 de 20 áreas sujetas a las más severas restricciones locales.

Italia trata de poner freno a los casos importados de coronavirus estableciendo test obligatorios a quienes lleguen de Bélgica, Holanda, Reino Unido y la República Checa. La medida, vigente desde este jueves, fue comunicada por el ministro de Sanidad, Berto Speranza en las redes sociales. «El número de contagios está aumentando en toda Europa y, por supuesto, también en Italia». Por este motivo, el ministro se vio obligado a firmar una ordenanza para realizar pruebas en los aeropuertos a los visitantes de los países señalados.

El alto número de nuevos contagios -4.458 en las últimas 24 horas- ha disparado todas las alertas y llevó este jueves al Gobierno italiano a ampliar el estado de emergencia hasta el 31 de enero e introducir la obligación de llevar mascarillas incluso al aire libre. «Hoy, más que nunca, la contribución de todos es importante para detener el virus», insistió Speranza.

Los principales aeropuertos y puertos del país cuentan desde este jueves con cabinas para realizar pruebas a los visitantes de los países señalados, además de a los turistas de España, Malta, Grecia y Croacia, que ya debían realizarse el test.

Todas estas medidas pretenden parar la tendencia al alza de las infecciones en el país transalpino, cuyo número de contagios se acerca a cifras de mediados del mes de abril, en pleno confinamiento. El gran número de positivos se debe también a la cantidad de pruebas diagnósticas que se han realizado -más de 125.000-, lo que permite rastrear mejor el virus. Según los últimos datos, en el país permanecen enfermas por la covid 62.576 personas, de las que 4.119 están hospitalizadas -337 de ellas en estado grave-.

El primer ministro, Giuseppe Conte, compareció el miércoles ante la prensa para explicar que «las mascarillas habrá que llevarlas siempre». Esta medida ya estaba vigente en regiones como Lacio, Campania, Basilicata y Calabria, y ahora se extiende a todo el país, bajo multas de 400 hasta 1.000 euros. Hay excepciones, los niños de hasta 6 años no tendrán que llevarla, tampoco las personas con patologías o discapacidades incompatibles con el uso de las mascarillas o mientras se hace deporte.