Varios policías en el Aeropuerto de Brandenburg en Schoenefeld Efe

Berlín estrena aeropuerto con ocho años de retraso y costes explosivos

España es el primer destino de los pasajeros de la capital alemana

Juan Carlos BArrena

Berlín

Viernes, 30 de octubre 2020, 13:07

Con un récord negativo de 14 años de tortuosa construcción y un coste final cercano a los 7.000 millones de euros, tres veces más de lo presupuestado inicialmente, la capital alemana estrena este sábado su nuevo aeropuerto Berlín-Brandeburgo «Willy Brandt», que se convertirá ... en el tercer nudo de comunicaciones aéreas en Alemania tras Fráncfort y Múnich. El nuevo aeropuerto debía haberse inaugurado en 2012, pero una interminable lista de problemas técnicos en la terminal principal obligó a las autoridades a suspender la operación tan solo tres semanas antes de su apertura y cuando el proceso de mudanza y cierre del veterano aeropuerto de Berlín-Tegel ya había comenzado. Una ineficiente gestión de las obras públicas por parte de la ciudad-estado de Berlín y la limítrofe región de Brandeburgo, que pone en entredicho el mito de la perfección alemana, ha hecho necesarios ocho años de trabajos para reparar todas las chapuzas acumuladas antes de la prevista inauguración anterior.

Publicidad

Tanto es así, que el nuevo aeródromo lleva años acumulando noticias negativas y arrastrará ya antes de su apertura una deuda multimillonaria, que las autoridades no se atreven a cifrar, pero que los medios calculan en varios miles de millones. Además ha sido objeto permanente de chanzas y burlas debido a los retrasos de las obras e interminables fallos técnicos por parte de los berlineses, que asisten incrédulos ahora a su inauguración. Como si fuera objeto de una maldición, el aeropuerto de Berlín- Brandeburgo, que tendrá el código BER de la IATA, abre sus puertas en medio de la pandemia de coronavirus y justo dos días antes de que Alemania entre en lo que se ha dado en llamar un «lockdown ligth», un cierre suave de la vida social en el país, con una serie de drásticas restricciones, entre las que se cuenta la prohibición de los viajes turísticos, lo que reducirá el tráfico aéreo a un mínimo. Tanto es así que los gestores del aeródromo podrían ahorrarse la inauguración de la moderna e impecable Terminal 1 y seguir operando desde la obsoleta terminal del viejo aeropuerto de Schönefeld, que se encuentra al otro lado de las pistas y fue construido por la extinta República Democrática Alemana.

Situado a 25 kilómetros del centro de Berlín, el nuevo aeropuerto «Willy Brandt» no es un niño querido de los berlineses por mucho que veneren a su antiguo alcalde y canciller federal que le da nombre. Es general el lamento por el cierre definitivo en una semana del aeródromo de Berlin-Tegel, situado dentro de la ciudad y considerado por locales y visitantes como el aeropuerto más cómodo del mundo. Su terminal hexagonal hace que los pasajeros necesiten recorrer solo 30 metros desde el taxi o el autobús hasta la misma puerta de los aviones y desembarcar por la misma vía. Tras la clausura hace exactamente 12 años del legendario aeropuerto de Berlin-Tempelhof en el corazón de la metrópoli prusiana, la capital alemana pierde con el cierre de Tegel el último de sus aeródromos urbanos. El de Schönefeld, ya en territorio de Brandeburgo y en los límites de Berlín, pasará a convertirse en la T5 del BER y acabará desapareciendo previsiblemente en 2030 cuando entren en funcionamiento las futuras terminales T2 y T3, la primera de ellas ya el año próximo, aunque se encuentra ya operativa.

El nuevo aeropuerto de Berlín tendrá una capacidad inicial de 40 millones de pasajeros para este año y de 46 millones para el próximo. Pero el coronavirus ha dado al traste con todas las previsiones. En vez de los 100.000 pasajeros que despegaban hasta ahora diariamente desde Tegel y Schönefeld antes de la pandemia, ha habido días este año que no han facturado más de 2.000 pasajeros y en noviembre, ante las severas restricciones, se esperan jornadas igual de negras para el tráfico aéreo que las vividas la pasada primavera. La Confederación Aeronáutica Alemana calcula que no será antes de 2024 cuando se normalice la situación y la gente vuelva a volar a los niveles de 2019. En comparación con otros aeródromos europeos, el BER jugará casi en segunda división. Londres, París, Amsterdam y Fráncfort duplican prácticamente su capacidad de facturación y también Madrid y Barcelona superan de largo a la capital alemana en número de pasajeros.

Eso sí, España seguirá siendo previsiblemente el destino principal de los clientes que utilicen el nuevo aeropuerto de Berlín para volar, fuera de los vuelos nacionales. A los distintos destinos en España se dirigieron el pasado año 1,8 millones de pasajeros desde Berlín, frente a los 1,4 millones que volaron al Reino Unido, los 1,3 millones que se dirigieron a Italia o los 820.000 que se desplazaron a Turquía. Acceder al nuevo aeropuerto será muy fácil. Bajo su terminal principal se ha construido una enorme estación de ferrocarril con trenes de cercanías que llevan en pocos minutos al corazón de la capital alemana, pero también con líneas regionales a destinos en ciudades en el este de Alemania y comunicación con la red de alta velocidad alemana.

Publicidad

El nuevo aeropuerto tiene también sus lados positivos. Localizado al sureste de Berlín, ya en el estado de Brandeburgo, la región se ha convertido en un nuevo centro de gravitación económica. A escasa distancia, el fabricante estadounidense de automóviles eléctricos Tesla está construyendo su primera factoría en Europa, que espera empezar a operar en 2021, dará trabajo a 12.000 empleados y aspira a ensamblar más de 300.000 vehículos anuales. El recorrido del BER al centro de la capital alemana pasa además por el distrito de Adlershof, un centro de institutos y empresas investigadores de nuevas tecnologías en el que se encuentra la mayor concentración de «startups» del continente.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad