JUAN CARLOS BARRENA
Corresponsal. Berlín
Jueves, 24 de enero 2019, 02:05
La cifra de peticionarios de asilo en Alemania registró un nuevo y apreciable retroceso del 16% en 2018, frente a las avalanchas registradas en 2015 y 2016, cuando en plena crisis de refugiados la canciller federal, Angela Merkel, abrió las puertas del país a cientos ... de miles de personas que llegaron mayoritariamente a través de la ruta de los Balcanes. El pasado año se tramitaron 162.000 solicitudes de asilo, frente a las 223.00 de 2017, lejos ya del récord establecido en 2016, cuando su cifra se elevó a 722.000 personas.
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La mayoría de quienes buscan refugio en Alemania proceden de Siria, Irak y Afganistán, subrayó Horst Seehofer, ministro federal del Interior, durante la presentación del informe anual de la Oficina Federal de Migración y Refugiados (BAMF). Entre quienes solicitaron asilo el pasado año se encuentran 32.000 niños menores de un año, dijo Seehofer. El presidente de la BAMF, Hans-Eckard Sommer, comentó que el 35% de los peticionarios alcanzan el estatus oficial de refugiados. Un número que también se reduce, ya que un año antes el 42% de las solicitudes tenían éxito.
El número de peticiones registradas en 2018 no alcanza tan siquiera la cota máxima anual de acogida acordada por los partidos de la gran coalición, establecida entre 180.000 y 220.000 personas. El endurecimiento de la ley de asilo y el cierre de la ruta de los Balcanes tras el acuerdo de la Unión Europea con Turquía son algunas de las causas del retroceso, pero también el cambio de las vías que los refugiados utilizan para llegar a Europa. «Está claro que ahora España es el principal país de entrada», dijo Seehofer, quien destacó su escepticismo acerca de que los países de la UE lleguen en un tiempo previsible a concertar una legislación de asilo unitaria. «Es urgentemente necesaria, pero estamos muy lejos de un acuerdo», comentó el político alemán.
El informe de la BAMF subraya que también la inmigración que no tiene origen humanitario se encuentra en retroceso. En 2017 emigraron a Alemania 1,55 millones de personas, un 16,9% menos que el año anterior. Las dos terceras partes procedían de Estados europeos, con Polonia y Rumanía a la cabeza. «La inmigración es de nuevo mayoritariamente europea, centrada en los estudios y en el trabajo. Eso es una buena noticia», afirmó Sommer.
Pese a que Seehofer destacó los aspectos positivos de las cifras sobre refugiados y migrantes en Alemania, la organización humanitaria Pro Asyl criticó al Gobierno. «Alemania aumenta la presión sobre los Estados fronterizos de la UE mediante un aumento de las deportaciones intereuropeas», dijo el gerente de Pro Asyl, Günter Burkhardt. Este exigió de Berlín una «iniciativa política solidaria» frente a los países del sur de Europa, «el compromiso de aceptar un número apreciable de refugiados rescatados en alta mar y la acogida de personas que viven en condiciones precarias en campos de refugiados en las islas griegas». Burkhardt subrayó que Alemania tiene la infraestructura y capacidades necesarias para ello.
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