Jens Spahn, ministro alemán de Sanidad. AFP

Alemania se resiste a liberar las patentes de las vacunas

Berlín alega que los problemas en la inmunización contra la covid-19 son de producción

María Molinos

Berlín

Viernes, 7 de mayo 2021, 18:43

Alemania no quiere liberar las patentes de las vacunas contra la covid, pese a la creciente presión en sentido contrario procedente de Washington, Bruselas y Naciones Unidas. El Gobierno alemán considera que es importante proteger la propiedad intelectual y argumenta que si el remedio ... contra la pandemia no está llegando a muchos países es por una cuestión de capacidad de producción y no por constricciones legales.

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Berlín se mantiene enrocado y cada vez más solo en esta cuestión, en el lado más difícil de defender dada la evolución de la pandemia en algunos países, con la tragedia en India como principal exponente. Especialmente después del reciente cambio de postura del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. «La raíz del problema está en la capacidad, que debe aumentar. Liberar las patentes va en contra de la protección de la propiedad intelectual», aseguró en una rueda de prensa la viceportavoz del Gobierno alemán, Ulrike Demmer, condensando las tesis del Ejecutivo de la canciller Angela Merkel. Subrayó asimismo que su posición «no es nueva».

El Gobierno alemán, prosiguió Demmer, apuesta por el Fondo de Acceso Global para las Vacunas contra el Coronavirus, la iniciativa Covax apoyada por la ONU, y de la que Berlín es el mayor donante global con casi 1.000 millones de euros. Este mecanismo compra vacunas y las reparte entre los países con más dificultades para de acceso.

El ministro alemán de Sanidad, Jens Spahn, indicó por su parte que liberar las patentes no solventaría de forma inmediata los problemas de carestía en muchos países, porque la transferencia de tecnología en estas vacunas no es rápida ni sencilla, pues implica complejos procedimientos técnicos. Agregó a este respecto que las vacunas basadas en ácido ribonucleico mensajero (mRNA), como la de BioNTech/Pfizer o la de Moderna, «no es algo que se pueda hacer así, ahora, en un momento, con una licencia, en cualquier lugar, en cualquier fábrica y de cualquier manera».

Un primer paso, prosiguió el ministro alemán, sería levantar las restricciones a las exportaciones de vacunas y del material necesario para producirlas. «Me alegro de que Estados Unidos, al igual que hace la Unión Europea (UE), tenga una mayor disposición a exportar las dosis fabricadas» en su territorio, afirmó Spahn aludiendo a las contradicciones en Washington. Distintas organizaciones no gubernamentales han denunciado que los países ricos -donde están las principales plantas capaces de producir estas vacunas- estén acaparando la mayor parte de las dosis en el mercado, pero también restringiendo su venta más allá de sus fronteras.

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Spahn consideró que una posible vía intermedia entre la liberación de las patentes y su estricto mantenimiento podría ser una fórmula de «cooperación», algo en lo que Alemania estaría dispuesta a colaborar. El ministro de Sanidad, no obstante, subrayó que es imprescindible gestionar de forma «responsable» la propiedad intelectual, que deriva de una apuesta por la innovación y un espíritu científico.

Llamada telefónica

Con esta polémica como telón de fondo se produjo este jueves una inusual llamada telefónica entre la canciller alemana, Angela Merkel, y el fundador y presidente de la farmacéutica alemana BioNTech, Ugur Sahin. El semanario 'Der Spiegel', que filtró la información, asegura que la conversación pretendía buscar soluciones intermedias para evitar la liberación de las patentes, algo que perjudicaría las perspectivas económicas de la empresa alemana. Los títulos de BioNTech, que abrieron este martes a 184,85 euros, cerraron la semana por debajo de los 150 euros. Demmer, por su parte, evitó detallar el contenido de la llamada. Merkel, por su parte, tiene un claro interés en que la campaña de vacunación siga cobrando velocidad, para reducir la incidencia y evitar una cuarta ola. Pero también porque el 26 de septiembre se celebrarán elecciones parlamentarias en Alemania y su bloque conservador va a la baja en las encuestas, frente al empuje de Los Verdes, en gran medida por los problemas de los últimos meses en la gestión de la pandemia.

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La batalla por la liberación de las patentes, iniciada el año pasado por India y Sudáfrica, llegó a un punto de inflexión esta semana, cuando Biden anunció que apoyaría la suspensión de los derechos de la propiedad intelectual sobre las vacunas, tratamientos y test contra la covid para que puedan producirse en más países, facilitar su acceso en los países en vías de desarrollo y atajar la pandemia de forma global. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unesco aplaudieron el cambio de postura y la Organización Mundial de Comercio (OMC) llamó a comenzar rápidamente las negociaciones para hacerlo realidad.

La UE, reticente en principio a dar este paso, se ha mostrado en las últimas horas más posibilista. La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, afirmó al respecto que la UE está «abierta» a cualquier solución «eficaz y pragmática» para acabar con la pandemia. No obstante, en un reproche a Estados Unidos, instó a todos los productores de vacunas a que levanten las barreras a la exportación. Previamente, 388 miembros del Parlamento Europeo y de parlamentos nacionales de la UE firmaron un llamamiento conjunto expresando su apoyo inequívoco a esta medida, sumando su voz a la de 175 premios Nobel y exjefes de Estado y de gobierno y al director general de la OMS, entre otros.

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