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Juan Carlos Barrena
Berlín
Jueves, 28 de enero 2021, 10:53
El ministro alemán de Sanidad, Jens Spahn, ha advertido de que la escasez de vacunas contra el coronavirus y los problemas de los laboratorios para incrementar su producción se prolongará probablemente durante dos meses y retrasará inevitablemente los planes de vacunación de los gobiernos. «Nos ... esperan al menos diez semanas duras», señaló Spahn en declaraciones televisivas este jueves. «Una producción de vacunas no se pone en marcha en cuatro semanas. Puede considerarse rápido si se hace en pocos meses», señaló el político conservador alemán, que defendió la celebración de una cumbre nacional para abordar los problemas que están surgiendo a la hora de inmunizar a la población.
«Necesitamos una cumbre sobre vacunación de los primeros ministros regionales» para abordar «la situación, los objetivos y como seguir actuando», también para que «Europa reciba la parte justa» de las vacunas que se producen, en referencia a la disputa entre la UE y la farmacéutica AstraZeneca. «Y deberíamos invitar a una reunión de expertos a la industria farmacéutica y los fabricantes de vacunas en Alemania», añadió Spahn. La iniciativa para esa cumbre había partido de varios primeros ministros regionales, como la de Renania-Palatinado, socialdemócrata Malu Dreyer, quien denunció que «todos los centros de vacunación en Alemania se encuentran cerrados porque no se suministran las prometidas vacunas» y exigió de la canciller federal, Angela Merkel, la convocatoria urgente de una cumbre.
La tasa de incidencia del coronavirus en Alemania se encuentra por primera vez desde hace tres meses por debajo de los 100 nuevos casos por cada 100.000 habitantes en una semana, tras mes y medio de restricciones máximas y cuando el gobierno alemán estudia suspender la totalidad del tráfico aéreo con los países en los que se registran los mayores brotes de las mutaciones del Sars-Cov-2. El Instituto Robert Koch (RKI), responsable de la coordinación de la lucha contra la pandemia en este país, destacó que la tasa de incidencia nacional es actualmente de 98 casos, tras alcanzar su máximo el pasado 22 de diciembre con 197,6 casos. La tasa de incidencia en España era este jueves de 899,93 casos. Alemania ha logrado reducir los valores de ese barómetro de la pandemia exigiendo de su población un gran sacrificio.
Desde el 2 de noviembre se encuentran cerrados restaurantes, bares y centros e instituciones de ocio culturales y deportivos, y desde el 16 de diciembre colegios, guarderías y comercios que no venden artículos de primera necesidad, así como peluquerías o locales de cosmética. Además solo se permite el contacto con una sola persona ajena al propio hogar tanto en interiores como en exteriores. Estas restricciones se mantendrán al menos hasta el 16 de febrero en toda Alemania y no se descarta que sean prorrogadas ante el temor a nuevos brotes virulentos de las mutaciones del coronavirus considerados más peligrosos. El gobierno federal y los ejecutivos de los 16 estados federados se han planteado como objetivo reducir la incidencia del virus a menos de 50 nuevos casos por cada 100.000 habitantes en una semana para estudiar un alivio apreciable de las medidas restrictivas.
Pese a todo las cifras de contagios continúan siendo elevadas. El RKI anunció este jueves que las oficinas sanitarias habían comunicado 17.553 nuevos casos de coronavirus en las últimas 24 horas, así como el fallecimiento de 941 enfermos. Hace una semana se contabilizaron 20.398 nuevas infecciones y 1.013 muertos. El récord de contagios en 24 horas se produjo el 18 de diciembre pasado con 33.777 casos y el de fallecimientos el 14 de enero con 1.244 óbitos por la enfermedad. Desde que comenzó la epidemia Alemania suma 2.178.828 infectados de coronavirus, aunque se presume que la cifra es bastante mayor, ya que muchos casos no han sido registrados al ser completamente asintomáticos. El número de fallecidos desde que hace ahora un año se registrara el primer contagio en Alemania asciende a un total de 54.913 personas.
Entre tanto el gobierno que dirige la canciller federal, Angela Merkel, tiene intención de limitar drásticamente el tráfico aéreo con aquellas regiones o países considerados de alto riesgo de contagio por las elevadas tasas de infección. Un cierre total de las conexiones aéreas salvo contadas excepciones es inminente con países como Gran Bretaña, Brasil y Sudáfrica, pero podría extenderse a otros estados con tasas preocupantes de contagios. Merkel subrayó recientemente que no puede exigir sacrificios de los alemanes y a la vez permitir la entrada en el país de personas que proceden de países cuyos gobiernos no actúan con la misma severidad para atajar la pandemia. El ministerio federal del Interior confirmó hoy que los tres países citados serán objeto de un inminente bloqueo aéreo, que podría extenderse también por tierra a las vecinas Dinamarca y Holanda.
Ya ahora quienes quieran viajar a Alemania desde países de alto riesgo están obligados a presentar antes de subir al avión certificados negativos de test PCR y las compañías aéreas deben comprobarlo antes de permitir al pasaje subir a sus aparatos. Para Alemania son países o regiones de alto riesgo aquellos con una tasa de incidencia superior a los 200 casos, límite que en el caso de España más que se cuadruplica. En el caso de un cierre total con países o regiones de alto riesgo, el gobierno de Berlín solo hará excepciones y permitirá el ingreso a nacionales, trabajadores transfronterizos y diplomáticos.
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