salvador arroyo
Corresponsal. Bruselas
Martes, 30 de junio 2020, 19:40
«El mundo va a ser diferente después de la pandemia». El vaticinio que lanzó Angela Merkel el pasado lunes, tras su entrevista con el presidente francés, Emmanuel Macron, se convierte en el principio-guía de la presidencia de la UE que su país asume ... desde este miércoles y hasta el 31 de diciembre. La mujer más poderosa de Europa, que no imaginaba la convulsión que enfrentará en estos seis meses de liderazgo, tendrá que cargar sobre sus hombros con las bases de la reconstrucción postpandémica y, en la práctica, evitar el riesgo de colapso del proyecto europeo. El 'brexit' será su segundo gran examen. Con su presidencia expirará el periodo transitorio del divorcio británico.
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Por partes. «La peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial» coloca a Alemania, la primera economía del continente, ante unas expectativas de liderazgo que quizás son demasiado altas. De hecho, su Gobierno ha mirado más allá antes incluso de coger el testigo, trabajando con Portugal y Eslovenia (rotarán en la presidencia el próximo año). Y es que las consecuencias de la pandemia va a exigir un esfuerzo coordinado durante los próximos dieciocho meses.
El desafío más inmediato llega para Merkel en poco más de dos semanas. Se dirimirá en Bruselas los próximos 17 y 18: el plan de recuperación y el presupuesto plurianual de la UE hasta 2027. Berlín y también París han intensificado (y seguirán haciéndolo) los contactos con otros socios en las últimas semanas para hallar un punto de encuentro que permita activar la línea de ayudas (unas en forma de subsidios y otras como préstamos) que el proyecto presentado por la Comisión Europea cifra en 750.000 millones de euros.
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El reto es convencer al club septentrional de los 'frugales' (Países Bajos, Austria, Dinamarca y Suecia) de la necesidad de activar este mecanismo. Alemania se enfrenta a esta crisis con una filosofía que nada tiene que ver con el que defendió en la anterior recesión. Frente a la austeridad, la corresponsabilidad y la «generosidad». Aunque sea por propio interés. Con las economías italiana y española seriamente mermadas por culpa del patógeno, el mercado interior del que tanto rédito obtiene el norte continental amenaza con saltar en pedazos.
El éxito o fracaso de la que será primera cumbre presencial de líderes desde febrero (en la que Merkel celebrará su 66 cumpleaños) marcará el devenir de los siguientes meses de presidencia. Meses bajo la amenaza de un final traumático con Reino Unido. Para contener la respiración.
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