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Juan Carlos Barrena
Berlín
Sábado, 22 de febrero 2020, 21:36
Los conservadores de la región germano oriental de Turingia han desatado una nueva tormenta en la gubernamental Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller federal, Angela Merkel, por su reiterada desobediencia a los dictados del partido y su intención de apoyar de nuevo a uno de ... los extremos del espectro político alemán, esta vez a La Izquierda.
El pacto alcanzado por los diputados de la CDU en ese Estado para apoyar la reelección como primer ministro de Turingia del líder local de La Izquierda, Bodo Ramelow, a cambio de retrasar más de un año las elecciones regionales ha desatado las iras de la cúpula cristianodemócrata. Hace dos semanas los mismos diputados provocaron otro terremoto en el partido conservador al secundar a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) en la elección del liberal Thomas Kemmerich como jefe del gobierno local para evitar que Ramelow volviera a gobernar.
«Una elección táctica como esa carece de credibilidad», dijo ayer Paul Ziemiak, secretario general de la formación conservadora, al valorar el acuerdo alcanzado por sus correligionarios rebeldes en Turingia con La Izquierda. «La única alternativa con sentido» es celebrar cuanto antes elecciones anticipadas, exigió Ziemiak, quien reclamó el inmediato retorno a la disciplina del partido de sus compañeros, amenazó con consecuencias y subrayó que su actuación en la región germano oriental cuestiona la credibilidad de la CDU en toda Alemania y atenta contra el acuerdo tomado en su último congreso que prohíbe expresamente toda colaboración de los conservadores con La Izquierda o Alternativa para Alemania. La Izquierda, los socialdemócratas (SPD) y Los Verdes, que pretenden formar un Ejecutivo de minoría, alcanzaron en la noche del viernes un compromiso para resolver la crisis de gobierno en Turingia con los cristianodemócratas locales.
El pacto contempla la reelección de Ramelow como primer ministro de Turingia el próximo 4 de marzo en primera vuelta. Para ello, la coalición minoritaria necesitaría de al menos cuatro votos de diputados de la CDU para alcanzar la necesaria mayoría. El grupo parlamentario conservador en Turingia afirmó que no respalda como tal la elección del líder de La Izquierda, pero dio a entender que en la votación secreta cederá los votos suficientes para que eso suceda. A cambio, los cuatro partidos acordaron por insistencia conservadora retrasar hasta el 25 de abril de 2021 el adelanto electoral. La CDU en Turingia es consciente de que unas elecciones anticipadas en los próximos meses supondrían un suicidio político. Todas las encuestas auguran un desastre electoral para los cristianodemócratas por su apoyo inicial a la ultraderecha.
La última maniobra de los diputados de la CDU en Turingia ha causado indignación entre los dirigentes del partido. El presidente del Bundestag y exministro de Finanzas con Merkel, Wolfgang Schäuble, recordó que La Izquierda es «legalmente» la sucesora de los comunistas que gobernaron en la extinta RDA. «Tenemos colegas en el Parlamento que fueron víctimas de la Stasi», la policía política germanooriental, dijo Schäuble, para quien la lucha contra el comunismo sigue siendo parte de la CDU.
Entre tanto, la presidenta del SPD, Saskia Esken, expresó su apoyo al polémico pacto regional y demandó de sus socios conservadores de coalición en Berlín que cumplan sus acuerdos para una formación del Gobierno y la celebración de prontas elecciones en Turingia. «Los ciudadanos en Turingia han encontrado una vía. Esperamos que la CDU cumpla su palabra» en Berlín, afirmó Esken.
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