Se abre en París el juicio por un asesinato antisemita

Knoll, de 85 años y enferma de Parkinson, fue encontrada muerta en su piso el 23 de marzo de 2018. La autopsia reveló que había sido apuñalada hasta once veces antes de que su vivienda fuera incendiada. Los bomberos descubrieron el cadáver cuando fueron a apagar el fuego. Su cuerpo estaba parcialmente carbonizado.

La mujer, que vivía sola en un piso social en el distrito XI de París, era una superviviente de Holocausto. Logró huir de París en 1942 junto a su madre y escapar de las redadas antisemitas que llevaron a muchos judíos franceses a morir en Auschwitz. Se refugiaron en Portugal gracias al pasaporte brasileño de su padre. «Espero que habrá una sentencia severa, la más severa posible», dijo su hijo, Daniel Knoll, antes del arranque del juicio que se prolongará hasta el 10 de noviembre.

Los dos principales acusados son Yacine Mihoub, de 31 años, y Alex Carrimbacus, de 25. Según la acusación se trata de un crimen antisemita. De ser encontrados culpables podrían ser condenados a cadena perpetua. Mihoub y Carrimbacus, que se conocieron en la cárcel, están acusados de homicidio voluntario de «una persona que sabían perfectamente vulnerable dado su estado físico y mental» y por el hecho de que «la víctima era de religión judía». También están acusados de «robo con agravantes» y de «degradación por medios peligrosos para las personas».

Knoll conocía a Yacine Mihoub desde que era niño porque vivían en el mismo edificio. La madre de Mihoub, vecina de la víctima, está acusada de haber presuntamente limpiado el arma homicida.

El juicio deberá permitir esclarecer lo que ocurrió exactamente ese día en el apartamento de Knoll. Los dos principales sospechosos se acusan mutuamente de haber asesinado a la anciana y de haber incendiado el apartamento. Según la versión de Carrimbacus, Mihoub degolló a la víctima a gritos de «Alá es el más grande». Él lo niega y acusa a Carrimbacus del crimen.

El asesinato de esta octogenaria francesa superviviente del Holocausto conmocionó la comunidad judía en Francia y en el extranjero. Se organizó una gran «marcha blanca» en París en memoria de la víctima. El presidente francés Emmanuel Macron reconoció entonces que Knoll fue asesinada «por ser judía».

El crimen reavivó en el debate en Francia sobre un creciente antisemitismo islamista en Francia, una judeofobia de origen árabe-musulmán, especialmente violenta en el caso del islamismo radical. Este asesinato se produjo un año después del de Sarah Halimi, otra mujer judía de 65 años a la que un joven vecino musulmán con problemas psiquiátricos tiró en 2017 por la ventana de su vivienda en París.