Ucrania busca alianzas para expulsar a Rusia de la ONU

La Asamblea General de la ONU ya suspendió en abril de 2022 la presencia de la delegación rusa en el Consejo de Derechos Humanos, pero la expulsión de la organización internacional de uno de sus miembros no tiene precedentes. La Sudáfrica del 'apartheid' fue suspendida temporalmente en 1974 por el impulso de una alianza de países africanos y a pesar de la oposición de EE UU, Reino Unido y otros países.

El argumento de Ucrania tiene más parecido con el que llevó a la suspensión de la República Federal de Yugoslavia en 1992, porque la Asamblea no aceptó que el ente formado por Serbia y Montenegro heredase el estatus del quebrado estado yugoslavo. Eslovenia, Croacia y Bosnia-Herzegovina se habían ya separado del antiguo país mediante conflictos bélicos, y Macedonia de forma pacífica.

La pertenencia de Rusia al Consejo de Seguridad, que tendría que aceptar la remisión a la Asamblea de una propuesta de suspensión, sugiere que la iniciativa ucraniana está condenada al bloqueo. El Gobierno ruso es el que más vetos ha impuesto en el Consejo de Seguridad desde la fundación de la ONU, haciendo uso del derecho de sus miembros permanentes.

El argumento principal de Kiev –que alega también que Rusia ha invadido países, actúa como un estado terrorista y que destruirá con sus actos el sistema de la ONU– es sobre la legalidad de su mera presencia. Moscú no habría ratificado la Carta de Naciones Unidas, que establece los propósitos y reglas de la organización. Y como en el caso de Yugoslavia, habría heredado ilegalmente el estatus de la Unión Soviética.

Las anomalías se sucedieron desde la propia fundación de la ONU. Ucrania y Bielorrusia participaron en la creación de la organización, aunque eran también parte de otro estado fundador, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. En el desordenado desmantelamiento soviético, en 1991, el presidente de la Federación de Rusia, Boris Yeltsin, envió una carta al secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, para heredar la membresía de la URSS. En su misiva Yeltsin explicaba que, en la reunión de la Comunidad de Estados Independientes (CIS) en Almá Atá, las once repúblicas asistentes –Ucrania incluida– habían acordado que la Federación Rusa heredaba la posición de la URSS en la ONU.

Sin embargo, el jurista Bohdan Ustymenko afirma en 'informnapalm.org' que la efímera CIS no tenía poder legal para tomar tal decisión.

El Ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano no menciona esa decisión en la declaración con la que ha iniciado ahora su campaña. Sugiere que el asesor legal de la Secretaría General de la ONU se equivocó y que no se siguieron los pasos de acceso a la organización establecidos en su Carta. Pero el veto en el Consejo de Seguridad y la aceptación de la presencia de Rusia durante tres décadas parecen obstáculos insalvables para Kiev.

Brett Schaefer, investigador del grupo de estudios Heritage Fundation sugería en el inicio de la invasión, en 'defenseone.com', que la alternativa viable a una expulsión sería emular la suspensión del permiso como se hizo en su día con la delegación sudafricana de ocupar sus asientos o votar en la Asamblea General. Pero países opuestos a aquella sanción en 1972, afirmaron que causaba un grave precedente y quebraba la Carta fundacional de la ONU.