Si yo fuese ucraniano, lo que querría sería vivir como vive un francés o un alemán o un español o un italiano y no como vive un ruso. A los pueblos hay que seducirlos, no invadirlos. Putin es como ese compañero de clase que tuvimos ... todos en algún momento de nuestra adolescencia. Un compañero que suspende todas las asignaturas pero que sale al recreo y empieza a amenazar a todos con darles puñetazos si no se hacen sus amigos. Si lo aceptamos es por miedo a que nos ponga un ojo morado.
Putin quiere que regrese el oxidado pasado de las guerras por un interés personal, para no tener que justificar ante su pueblo la falta de prosperidad económica, la falta de democracia y la falta de progreso. Putin no soporta que los ciudadanos sean los dueños de la historia, no soporta que las clases medias tengan dinero, compren libros, viajen y sean dichosas y no tengan miedo y encima tomen el sol desnudas en las playas. A él lo que le gusta son países grises y con vasallos.
El pobre Putin heredó uno de los mayores fracasos y engaños de la historia política universal: el desastre económico y cultural del comunismo y del estalinismo, cuya única autoridad a día de hoy son las armas nucleares. Pero, Putin, hombre de dios, adónde vas con tanques y con misiles, adónde vas con una guerra. Nosotros queremos música, escritores, arte, queremos libertad, queremos investigar en la libertad, queremos placer y viajes, queremos ser seducidos, ser amados, queremos elevarnos. Amamos el placer. Y tú, Putin, nos traes dolor y terror y miseria y dictadura.
Recuerdo al cantante soviético Eduard Jil, nombrado artista oficial de la URSS en 1974. Se le conoce popularmente como Trololó. Se pueden ver sus videos en internet. Hace unos años Trololó se puso de moda por su exotismo soviético. El pop de la era soviética es hoy en un espectáculo friqui y grotesco. Si tú comparas a Eduard Jil con Elvis Presley (son coetáneos), entiendes enseguida por qué Putin ha invadido Ucrania. La invasión de Ucrania es una guerra contra la cultura y el progreso occidentales. Putin odia Europa y busca su destrucción. El progreso y la cultura son placer, allí está el corazón del problema, en la idea de placer. Europa es el triunfo de las clases medias pacíficas, cultas, serenas, amantes de la vida, amantes del gozo de vivir. Es el placer de vivir lo que está en juego. Lo cómico es que llegará el día en que Rusia pida su ingreso en la OTAN porque Putin acabará en el estercolero de la historia, y la vida prevalecerá sobre el terror y la ignominia.
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