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Martes, 16 de junio 2020, 01:46
Después de tres años y medio de Donald Trump como presidente de EE UU a nadie se le escapa ya su modus operandi. Sus técnicas de mafioso inmobiliario, aprendidas en el mundo de casinos y rascacielos en el que ha construido su imperio, son ya ... transparentes para la diplomacia internacional. Por eso Berlín interpretó rápidamente su amenaza de retirar las tropas norteamericanas de Alemania como una chantaje para forzar una negociar ventajosa del acuerdo comercial que ambos países tienen sobre la mesa, para nada relacionado con los términos de su participación en la OTAN, como alega en público el mandatario. «La Alianza no es una organización comercial y la seguridad no es una mercancía», le atajó con rapidez la ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer.
La víspera el mandatario había confirmado por primera vez el rumor de que reducirá el número de soldados destacados en las bases de Alemania desde que terminó la II Guerra Mundial. Con su habitual discurso de engaño y desinformación, Trump acusó a Berlín de ser «muy moroso» en sus pagos a la OTAN y de deber «millones de dólares que tiene que pagar». Con esa excusa determinó que EE UU no va a seguir gastándose dinero «en proteger a un moroso, no tiene sentido».
Nada más lejos de la realidad. Alemania no debe nada a las cuotas pactadas con la OTAN, que siempre ha pagado religiosamente aunque tiene un compromiso más ventajoso que el 2% del PIB marcado por la organización como meta de financiación para los miembros. Un porcentaje al que se llega gradualmente. De hecho, el país germano lo ha aumentado en un 40% desde 2014. Actualmente contribuye con el 1.38%, lo que supone un aumento del 11% sobre el año anterior. Tampoco está sólo en ese club: 19 países miembros de la Alianza Atlántica no llegan al 2%, que Trump cree «muy bajo».
El presidente redondea las cifras al alza o a la baja según le convenga. Dice que EE UU contribuye con «el 4 o el 4,3%» de su PIB, cuando en realidad es el 3.42%, según las cifras publicadas por la OTAN en noviembre, y el 1% que atribuye a Alemania es, en realidad, el 1,38%. No importa, porque en realidad es una cortina de humo para disfrazar la verdadera razón de la reducción de tropas: «Encima de todo, Alemania nos trata muy mal comercialmente», dejó caer. «Y estamos negociando con ellos, pero ahora mismo no estoy satisfecho con el trato que quieren hacer».
Trump ya había amenazado con imponer aranceles a los automóviles europeos para hacerle daño. Alemania ha estado disminuyendo la ventaja comercial de un billón de dólares con EE UU para intentar reducir su presencia en el radar de Trump, pero la compra de más coches estadounidenses y productos farmacéuticos no ha sido suficiente. Los expertos advertían de que, después de clamar victoria comercial sobre China, Japón, Corea, México y Canadá, Trump volvería la vista hacia Europa, donde el país germano concentra más del 40% del superávit comercial de la UE
La pieza de cambio con la que quiere darle jaque a la reina es el destacamento de 52.000 soldados que, como bien dijo, «viven en el país y se gastan ingentes sumas de dinero» como consumidores. «Todo lo que gira en torno a las bases es muy próspero para Alemania», recordó. «Vamos a recortar los soldados a 25.000 y entonces veremos qué pasa».
El objetivo de ese destacamento siempre ha sido frenar la amenaza imperialista de Moscú, por lo que su retirada ha desatado la alarma también en su país. Dos docenas de republicanos del Comité de Servicios Armados de la Cámara Baja han enviado a Trump una carta pidiéndole que no cumpla la amenaza, convencidos de que ese destacamento «ha ayudado a prevenir otra guerra mundial y ha hecho que EE UU esté más seguro», escribieron. «Creemos que sidamos señales de debilitar la OTAN se alentaría una mayor agresión y oportunismo de Rusia», insisten. «Además, limitaría la capacidad de que nuestras tropas conduzcan maniobras y ejercicios de entrenamiento necesarios para estar listas».
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