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ANJE RIBERA
Lunes, 17 de enero 2022, 22:15
La 'guerra fría' del siglo XXI escribió este lunes un nuevo episodio en un país que, casualmente, a lo largo de la historia se ha caracterizado por su neutralidad. Las tensiones entre Rusia y Ucrania han alcanzado a Suecia, cuyo Gobierno acordó el viernes reforzar ... el contingente militar en la isla de Gotland, en el mar Báltico, debido a las «actividades de tropas del Kremlin detectadas en la región» y a la preocupante información de que varias lanchas de desembarco navegaban hacia la zona. Además, son constantes las denuncias mutuas de violaciones del espacio aéreo,
El Ejecutivo de Estocolmo asegura que desde la anexión rusa de la península de Crimea en 2014 contempla con preocupación el escenario, lo que le ha llevado a reforzar su política de seguridad y defensa, sobre todo desde que los socialdemócratas asumieron el poder y optaron por recuperar el servicio militar obligatorio y aumentaron un 75% su presupuesto castrense en estrecha colaboración con la OTAN para responder a una eventual agresión exterior. Hasta se ha reeditado una guía con información sobre cómo actuar en caso de emergencia o invasión.
El país escandinavo cree que Gotland puede ser la nueva Crimea, porque Moscú, ya desde los tiempos de los zares, considera que ese territorio pertenece a Ucrania. El ministro de Defensa, Peter Hultqvist, ha llegado a advertir de que Suecia puede ser objeto de un ataque. «Las Fuerzas Armadas están tomando las medidas necesarias para proteger nuestra integridad y demostrar nuestra capacidad para defender a Suecia y los intereses de sus ciudadanos», añadió.
Gotland ocupa una situación privilegiada en el Báltico, a 350 kilómetros del enclave ruso de Kaliningrado. Desde la isla, Moscu tendría fácil acceso a Estonia, Letonia y Lituania, tres repúblicas que recuperaron su independencia de la extinta URSS en 1991 y que forman parte de la OTAN desde 2004.
El portaaviones. Gotland ha sido comparada con un portaaviones. «Quien controle Gotland, controlará el Báltico», es un mantra estratégico.
Maniobras. En septiembre de 2017 la isla fue escenario de «Aurora17', las mayores maniobras militares en 24 años, con cerca de 20.000 soldados y personal civil suecos, además de unos 1.500 militares de Estados Unidos, Estonia, Dinamarca, Noruega, Lituania, Francia y la también neutral Finlandia.
Gotland constituye una de las veintiún provincias suecas, la menos poblada, con 57.273 habitantes repartidos en 3.151 kilómetros cuadrados.
«Está claro que hay un riesgo. No se puede descartar un ataque. Es importante demostrar que no somos ingenuos. Suecia no será sorprendida mientras duerme si algo sucede. Es importante enviar señales de que nos tomamos en serio esta situación», afirmó.
Por ello, se ha enviado por primera vez en casi tres lustros un destacamento permanente a Gotland, Camiones cargados de material, vehículos blindados de combate y personal militar para patrullar las calles fueron desembarcados por sorpresa durante el fin de semana en el puerto de Visby, la principal urbe de la isla. Los escasos habitantes se vieron sorprendidos cuando todas las carreteras se llenaron de alrededor de cuatro centenares de soldados. Los uniformados tomaron el control de plazas estratégicas como los muelles y el aeropuerto de la mayor isla sueca en el Báltico.
El batallón encargado del operativo forma parte de la fuerza de contingencia operativa de las Fuerzas Armadas, que tiene como principal característica su potencial para desplegarse de forma inmediata, sin apenas planificación previa. Algunas fuentes locales aseguraron de la inmediata puesta en funcionamiento de un sistema actualizado de defensa a partir de misiles tierra-aire. El Gobierno considera importante «mostrar a los habitantes de Gotland y a otros países que existe una defensa activa que se adapta de acuerdo con la situación».
La población local sufría ya este lunes las consecuencias del despliegue militar. Ferries y vuelos que comunican con la península fueron suspendidos. Sin embargo, los habitantes de Gotland todavía no eran conscientes de que la isla se había convertido en la punta de la lanza de Suecia contra la provocación rusa en el Báltico.
Leonie Paul, que este lunes se dirigía al campus universitario junto al puerto, donde trabaja como profesora, no las tiene todas consiguió. Ella es alemana y su padre acababa de llamarla desde Frankfurt para preguntarle cómo estaban las cosas en la isla. Solo supo contestarle que la situación no parecía peligrosa, aunque, como dijo, «siempre que hay armas, hay posibilidad de conflictos». De hecho, ella es conocedora de que la historia ha puesto a la isla en el centro de varios escenarios de guerra en el mar Báltico y sus alrededores.
De cualquier forma, la joven no se siente «preocupada en absoluto», aunque sí molesta porque «este paraíso vacacional escandinavo se encuentre repentinamente en medio de tensiones internacionales».
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