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Corresponsal. Nueva York
Viernes, 19 de julio 2019, 00:04
Ojo por ojo. La peligrosa danza de machos en la que se han enzarzado EE UU e Irán en el Estrecho de Ormuz puso de nuevo ayer en vilo a la comunidad internacional al anunciar sorpresivamente el presidente estadounidense que la marina estadounidense acababa de ... derribar un dron iraní en aguas internacionales por acercarse demasiado al USS Boxer.
«Lo destruyeron inmediatamente», presumió. Para Trump, se trató de una «acción defensiva», porque según dijo las fuerzas estadounidenses «se reservan el derecho a defender a su personal, sus instalaciones y sus intereses» en la zona. Según el presidente, el avión iraní sin piloto estuve a mil yardas (900 metros) del barco anfibio de la VI flota desplegado en el Golfo desde mayo.
La declaración del presidente llegó durante un encuentro bilateral con su homólogo holandés Mark Rutte y sirvió de marco para que el mandatario estadounidense conminase a la comunidad internacional a sumarse a sus esfuerzos para condenar a Irán y trabajar con EE UU en la protección de «la seguridad de la navegación y del comercio global» que ve en peligro. «Esta es la última de muchas y provocadoras acciones hostiles de Irán contra los navíos que operan en aguas internacionales», afirmó.
Irán ya había derribado un dron estadounidense el pasado 20 de junio. Si bien los dos países discreparon sobre la posición del aparato, que según EE UU se encontraba en aguas internacionales y según Irán, haciendo labores de espionaje en su país, los restos cayeron 60 kilómetros dentro de la provincia iraní de Ilam. Como respuesta, EE UU estuvo a punto de atacar al país persa, pero Trump canceló la operación diez minutos antes de que se llevase a cabo, cuando los cazas estadounidenses ya estaban en el aire.
El día de ayer concentraba desde el principio altas tensiones al conocerse que Irán había confiscado un petrolero de Emiratos Árabes Unidos con bandera panameña que desapareció el domingo con doce personas a bordo. En un comunicado que contradice las declaraciones previas del Ministerio de Asuntos Exteriores, la Guardia Revolucionaria asumió ayer la confiscación y acusó al barco de traficar con petróleo iraní procedente de pequeños barcos pesqueros.
En declaraciones a la prensa realizadas en la sede de la ONU en Nueva York, donde se encuentra esta semana para una cumbre de alto nivel, el ministro de Asuntos Exteriores iraní Javad Zaris parecía no saber si se trataba del mismo petrolero que su gobierno decía haber rescatado el domingo para «ayudarle a solventar» problemas mecánicos. Todo esto dejó a la comunidad internacional aún más inquieta con el impredecible desarrollo de un pulso en el que la pólvora puede hacer estallar las tensiones en cualquier momento.
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