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Disturbios en París, una escena cada vez más habitual. Reuters
Solo la rabia y el miedo mueven al voto en Reino Unido y Francia

Solo la rabia y el miedo mueven al voto en Reino Unido y Francia

La política occidental se queda sin proyecto y apela a los sentimientos más básicos de los electores con discursos cada vez más polarizantes y simplistas que no solucionan nada

Miércoles, 10 de julio 2024, 11:36

En Occidente ya no se vota un proyecto político. Los programas electorales, en caso de que los haya, se ven eclipsados por la rabia y el miedo, que se han convertido en los principales motores del voto. Y a menudo concurren juntos. Se va a las urnas en contra de alguien, o del sistema en su totalidad, no tanto para que triunfen unos ideales o un sistema de gobierno concreto. Lo han demostrado de forma diferente en Reino Unido y Francia.

En el primero han elegido a un desconocido del que solo se sabe que promete un cambio. Los británicos han votado a Keir Starmer, cuya principal característica es ser aburrido, sin saber qué propone. Solo para castigar a los conservadores que impulsaron el Brexit y acabar con un declive imparable tras 14 años de gobierno de la derecha. «El país primero, el partido después. Vamos a ser un gobierno al servicio de los ciudadanos», se ha limitado a decir Starmer, sin siquiera responder a la pregunta de si piensa subir los impuestos para mejorar unos servicios públicos que reconoce en ruinas. «Hará falta tomar decisiones duras», ha avanzado escuetamente. De momento, la única medida anunciada es de cara a la galería: el fin del acuerdo para enviar a solicitantes de asilo a Ruanda, un plan que ya estaba gravemente herido.

En Francia, la mayoría de los votantes también ha acudido a los comicios con rabia o miedo. Rabia entre los seguidores de la ultraderecha de Le Pen por un país que creen que se desmorona debido a la inmigración, y miedo entre el resto a que Le Pen gane las elecciones e imponga un fascismo cuyo fantasma planea por todo el continente. Más allá de eso, discurso político cero.

Por eso, hoy analizamos la deriva política en la que entra una Europa cada vez más polarizada, que busca en la simpleza de los extremos de ambos bandos soluciones a problemas muy complejos.

Estos serán los tres temas que abordaremos hoy.

  • Reino Unido y Francia votan con odio y miedo.

  • Los rebeldes birmanos continúan ganando terreno.

  • La foto que desnuda la hipocresía de Camerún.

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  1. Ya no hay proyectos políticos

    Reino Unido y Francia votan con odio y miedo

El cordón sanitario ha funcionado para que la Agrupación Nacional de Marine Le Pen no gobierne en Francia. Pero el dato del número de votos cuenta una historia diferente: los ultraderechistas han logrado 8,7 millones de sufragios -a los que hay que sumar los de sus socios-, 1,7 millones más que la izquierda del Nuevo Frente Popular que, sin embargo, ha quedado como primera fuerza política. O sea, el partido de Le Pen ha sido el que ha logrado un mayor porcentaje de voto, y además con una diferencia sustancial sobre su principal rival. «Esto es solo un retraso en nuestra llegada al poder», ha dicho su candidato a primer ministro. Por eso es curioso que, a pesar de haber protagonizado uno de los auges más espectaculares de la escena política gala, los resultados sean considerados un fracaso. Pero, claro, todo depende de las expectativas que se tuviesen.

Marine Le Pen se veía ya con un pie en la presidencia. Tendrá que esperar. EFE

Las encuestas sí que vaticinaron correctamente la rotunda victoria de los laboristas en Reino Unido, que hundieron a los conservadores con un humillante 412 a 121, lo que supone un aumento de 211 parlamentarios para los primeros y un descenso de 250 para los segundos. «Este país necesita reiniciarse», afirmó el nuevo primer ministro Keir Starmer, en una primera conferencia de prensa en la que no desveló ni un solo punto de lo que tiene previsto hacer. «Ayer comenzamos a trabajar para cambiar el país», añadió. Preguntado por «cómo, en concreto», se limitó a decir que ya lo estaba demostrando con el nombramiento de algunos de los miembros de su gobierno. Vamos, nada.

No obstante, es cierto que las formas educadas de Starmer, e incluso el sosiego de Le Pen tras el anuncio de los resultados en Francia, son un agradable contraste con el histrionismo de exdirigentes como Boris Johnson. Pero la falta de programa y proyecto se traducen en un cheque en blanco. Los políticos europeos se han acostumbrado tanto a incumplir constantemente sus promesas que ya prefieren no hacerlas. Y los ciudadanos tragan.

Keir Starmer, un pan sin sal que promete cambio. Reuters

En cualquier caso, no hay mejor ejemplo de la deriva democrática occidental que el de Estados Unidos, donde los votantes de Trump solo quieren acabar con el sistema y los de Biden que Trump no gane. Lo peor del exmagnate, no obstante, es que sí hace promesas. Pero basadas en falsedades palparias y con potencial para arrastrar al mundo entero al abismo. Desde sus afirmaciones sobre la criminalidad de los inmigrantes, hasta sus comentarios sobre la invasión de Ucrania. Un segundo mandato de Trump ahora puede ser mucho más peligroso que el primero hace ocho años.

Este teatro político se sostiene sobre la propuesta de soluciones tan contundentes como simples para solucionar problemas complejos. Y esa simplificación de mensajes políticos pensados para conseguir corazones en TikTok propicia una preocupante polarización y una deriva social hacia los extremos, ya sean a la izquierda o a la derecha. Ninguno de ellos será capaz de dar respuesta a las necesidades de la población.

  1. Imagen principal - Los rebeldes birmanos continúan ganando terreno
    Guerra civil en Myanmar

    Los rebeldes birmanos continúan ganando terreno

A pesar de todo, la democracia sigue siendo para muchos el mejor sistema posible, razón por la que todos los días muchos mueren luchando por ella. Uno de los países en los que más sangre se está derramando es Myanmar, la antigua Birmania, donde diferentes grupos armados formados por minorías étnicas se han unido a rebeldes de la mayoría bamar para combatir a la Junta Militar que hace tres años y medio puso fin a la esperanzadora democratización del país.

Y, a pesar de que luchan sin apenas apoyo extranjero y contra un enemigo mucho mejor equipado, están encadenando victorias encomiables. No en vano, controlan ya más de un tercio del país y siguen avanzando en lugares clave. Esta semana el grupo llamado Ejército de Arakán ha capturado el aeropuerto de Thandwe, vital para los complejos turísticos de Ngapali, un hito que abre el camino para controlar la costa del estado de Rakhine.

Rebeldes del TNLA con vetusto lanzacohetes.

Los insurgentes a menudo luchan en pantalón corto y chancletas, con armamento fabricado artesanalmente, contra helicópteros de combate y soldados bien pertrechados. Por eso, reiteran la necesidad de un mayor apoyo para derrocar a los militares, que cuentan con el velado apoyo de potencias como China. «Hacen falta armas, pero también medidas económicas contra la Junta Militar. Una de las más urgentes es que se corten los suministros de queroseno a la Fuerza Aérea birmana», me comenta un dirigente de la resistencia.

Por otro lado, el Ejército ha puesto en marcha una brutal campaña de mobilización, reinstaurando el servicio militar obligatorio de dos años -cinco en caso de que se decrete el Estado de Emergencia- para los hombres de entre 18 y 35 años y las mujeres de entre 18 y 27. Esto ha provocado un éxodo y ha reforzado las deserciones que se están produciendo en las filas desmoralizadas de los uniformados, que no ven razón para luchar por unos dictadores que han devuelto al país a su época más negra, una que la pasada década parecía haber quedado atrás.

  1. Imagen principal - La foto que desnuda la hipocresía de Camerún
    Orgullo prohibido

    La foto que desnuda la hipocresía de Camerún

Parece mentira que en 2024 la homosexualidad aún pueda estar prohibida y perseguida. No obstante, en 64 países continúa criminalizada. Camerún es uno de ellos. Por eso ha provocado un terremoto que Brenda Biya haya publicado en Instagram una foto en la que aparece besando a la modelo brasileña Layyons Valença. «Estoy loca por ti y quiero que todo el mundo lo sepa», escribió la joven camerunesa.

No tendría mayor importancia si no fuese porque Biya, además de la cantante King Nasty (rey asqueroso), es la hija del presidente de Camerún, Paul Biya, uno de esos corruptos dirigentes africanos que se hizo con el poder en 1982 y sigue sin soltarlo a sus 91 años. Para entender mejor al personaje baste saber que está casado con una mujer casi cuarenta años más joven y que Brenda nació cuando él había cumplido los 65. Pero lo relevante es que, si se confirma la relación de su hija con otra mujer, tendría que ser procesada y enfrentarse a una condena de hasta cinco años de prisión.

Lógicamente, eso no va a suceder. Así que la imagen ha servido para reabrir el debate sobre la situación del colectivo LGTBI en Camerún y más allá. Eso y la hipocresía habitual entre los poderosos, que predican una cosa y hacen la contraria. «Me encanta lo que ha hecho Brenda. No obstante, refleja una dura realidad: las leyes anti-LGTB en Camerún se aplican de forma desproporcionada a los pobres. El dinero y las conexiones políticas son un escudo para algunos, mientras otros sufren graves consecuencias», ha denunciado la activista Bandy Kiki.

Algunos han aplaudido a Biya, como Shakiro, una mujer trans que se ha refugiado en Europa tras haber pasado cinco años entre rejas en Camerún, donde fue violada. «Es un punto de inflexión para la comunidad», ha afirmado. Desafortunadamente, dentro del país africano la foto no ha suscitado grandes simpatías. Al contrario, ha sido recibida con un alud de comentarios homófobos que demuestran las grandes diferencias en el desarrollo social e intelectual que aún marcan al mundo.

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