Salmond presiona para acelerar la independencia de Escocia

«Una supermayoría soberanista reforzará la mano de Escocia sobre Boris Johnson y el Gobierno conservador de Westminster», subrayó este miércoles en un encuentro audiovisual con miembros de la Asociación de Prensa Extranjera en Londres (FPA). Salmond justificó su retorno al ruedo electoral no como un pulso con el SNP ni un desafío a la autoridad de su heredera política tras tres años de disputas legales y agrias acusaciones, sino como una estrategia para acelerar el proceso independentista.

Pidió el segundo voto del elector nacionalista que, según explicó, el SNP no ganaría en la sección regional de los comicios, basada en el sistema D'Hont de representación proporcional, que castiga a las formaciones con mayor respaldo en las urnas. Alba se estrena, por tanto, con 32 candidatos en las listas regionales y se ausenta de las 73 circunscripciones donde el respectivo parlamentario se decide por mayoría absoluta. «Si Alba tiene éxito y forma parte de la supermayoría, el debate constitucional se entablaría no de partido a partido entre los dirigentes tories y del SNP, sino entre Boris Johnson y una abrumadora mayoría de parlamentarios representando a la población de Escocia», señaló.

Alba pretende captar a los impacientes con las tácticas de Sturgeon, que han visto pasar la oportunidad de celebrar el llamado 'indiRef2' antes de la consumación del Brexit. De alcanzar su objetivo, Salmond instará a abrir negociaciones con Johnson en la «primera semana» de la formación de un Parlamento mayoritariamente independentista. «Nunca vamos a conocer la respuesta si no planteamos la pregunta y yo creo que debemos hacerla», sostuvo sobre el que sería el segundo plebiscito soberanista desde 2014.

Los dos dirigentes coinciden en que el primer ministro conservador terminará en la mesa de negociación con el SNP o, en la versión de Salmond, con líderes de varios partidos escoceses. «Hay más bazas con una supermayoría, pero si Johnson rechaza participar y desafía la voluntad democrática de Escocia, respaldaríamos un abanico de tácticas», añadió. Mencionó, en particular, recursos legales en Escocia y el ámbito internacional, manifestaciones «pacificas» y otras acciones que ejerciten el «poder popular como parte integrante del proceso democrático». «Es fundamental que el Parlamento escocés establezca la legitimidad de nuestra causa», subrayó.

Salmond marcó la diferencia con la reciente experiencia española donde, según observó, «la violencia se tornó contra el pueblo catalán» y la Constitución no admite la secesión de ningún territorio. Hizo referencia a la «Constitución no escrita británica», que se asienta en el acuerdo de unión entre los reinos de Inglaterra y Escocia, de 1707, y afirmó que todos los primeros ministros de las últimas décadas han reconocido el derecho de autodeterminación de las naciones de Reino Unido. «Hay que persuadir a Johnson y con determinación y esfuerzo político le haremos cambiar de postura», desafió.