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Olatz Hernández
Corresponsal en Bruselas
Domingo, 23 de enero 2022
La Unión Europea ha prometido mano dura ante las amenazas de Rusia y, este lunes, los Veintisiete escenificarán una posición de firmeza al debatir la respuesta europea a la escalada de tensiones militares en Ucrania. El encuentro entre los ministros de Exteriores europeos contará además ... con la participación por videoconferencia del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, en una nueva muestra de la estrecha coordinación con EE UU.
La UE ya trabaja en una batería de sanciones económicas y fiscales que, en palabras de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, serán «masivas». Se harían efectivas en el momento en que Moscú amenace la integridad de las fronteras de Ucrania con nuevos movimientos definitivos.
La respuesta, según detalla un alto cargo de la UE, sería «rápida, extremadamente clara y en cuestión de días». Los líderes europeos parecen trabajar en un enfoque gradual de las sanciones y sería diferente frente a ciberataques y provocaciones rusas que en el caso de producirse un escenario de guerra convencional. El bloque europeo calibraría así las respuestas, estudiando las repercusiones y efectos de las acciones de Rusia. La propuesta se asemeja bastante a la del presidente de EE UU, Joe Biden, que contempla dos estrategias según Moscú ordenase una «incursión menor», que afectaría lógicamente a los territorios prorrusos del Donbass, o una invasión en toda regla de Ucrania. El eje de las intervenciones sería fundamentalmente el aislamiento económico de Rusia.
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Aún se desconoce cuáles son los castigos que debate la UE y su elaboración se ha llevado a cabo bajo el máximo hermetismo. Reiteran, eso sí, que se barajan «todas las opciones posibles». El objetivo final es que la amenaza de unas restricciones que golpeen con fuerza la economía rusa y afecten a dirigentes del círculo de Putin disuada a Moscú de seguir con la vía militar y la obligue a sentarse en la mesa de diálogo.
En lo fundamental no parecen existir diferencias en el seno de la Unión, que busca reivindicar su papel en el conflicto tras quedar relegada en las negociaciones entre Rusia y EE UU en Ginebra. Los contactos entre los líderes europeos se han multiplicado en las últimas semanas. El canciller alemán, Olaf Scholtz, y el 'premier' británico, Boris Johnson, se reunieron esta semana pasada y el jefe de Gobierno español, Pedro Sánchez, ha mantenido conversaciones con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, con el Alto Representante para la Política Exterior, Josep Borrell, y con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
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Varios socios comunitarios se inclinan por sacar a Rusia de la red internacional de comunicación bancaria Swift, lo que excluiría a las empresas del país de los flujos de ingresos internacionales. Se trata de un castigo que ya ha barajado Washington y que cortocircuitaría el mercado financiero ruso. Todo eso tiene sus consecuencias externas: los Veintisiete preparan un programa para hacer frente a las consecuencias económicas que traería cortar o restringir sus relaciones comerciales con Moscú. Con todo, Von der Leyen quiere tranquilizar a los socios y asegura que la alianza comercial «es más importante para Rusia que para Europa».
La principal preocupación europea reside, sin embargo, en asegurar la llegada de gas natural ante posibles cortes de suministro por parte de Moscú. Actualmente, la regón occidental del continente importa más de un 40% del gas natural desde Rusia y una tercera parte pasa por Ucrania. Con todo, según informó la agencia Bloomberg, Washington ya estudia la posibilidad de que Qatar asegure el suministro de gas a Europa.
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Durante la anexión rusa de Crimea en 2014, Bruselas respondió al Kremlin con sanciones individuales a personas y organizaciones que participaron de forma activa en el conflicto. A día de hoy, 185 personas y 48 entidades siguen en esa lista negra, que tiene congelados sus bienes fuera de Rusia. Además, sobre ellos pesa la prohibición de entrar en la Unión Europea.
El canciller alemán, Olaf Scholz, aseguró que la ampliación de la OTAN hacia el este «no está en la agenda», pero en cualquier caso rechazó que Rusia condicione cualquier futura incorporación a la alianza. «La adhesión de más países de Europa del Este a la OTAN no está en absoluto en la agenda. ¿Qué sentido tiene la exigencia rusa? No puede haber tal garantía», afirmó Scholz en declaraciones publicadas por el periódico 'Sueddeutsche Zeitung'. «La seguridad y la cooperación en Europa, tal y como se entiende en el Acta Final de Helsinki, solo pueden existir si no existe la noción de zonas de influencia en las que los países no puedan determinar por sí mismos su propio desarrollo», argumentó.
En cuanto a la tensión actual en torno a Ucrania, Scholz advirtió de que «estamos en una situación muy grave» y no puede pasarse por alto el hecho de que Rusia haya desplegado 100.000 soldados y grandes cantidades de material militar a lo largo de la frontera rusa con Ucrania.
Scholz se refirió a la amenaza que el conflicto supone para la paz y la seguridad en Europa: «El hecho de que no se cuestionen las fronteras es uno de los logros de la política de distensión y de los entendimientos posteriores a 1990, al igual que la integridad territorial de los países». «Esto significa que no movemos las fronteras nacionales a la fuerza solo porque haya libros antiguos que muestren fronteras diferentes. Lo que prevalece son la ley y las normas, no el poderío militar», dijo,
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