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La relación entre la Unión Europea y China entra en barrena

La relación entre la Unión Europea y China entra en barrena

Bruselas y Pekín se enzarzan en una guerra de sanciones que erosiona la cooperación y pone en peligro el pacto de inversiones

salvador arroyo

Bruselas

Martes, 23 de marzo 2021, 12:39

La relación entre la Unión Europea y China cae en picado. Una guerra de sanciones que, en el caso de Europa se ha coordinado con Estados Unidos, amenaza con poner en riesgo el aparente espíritu de cooperación (muy condicionado eso sí) que pretendió canalizarse en ... el último tramo de la presidencia alemana, a finales del pasado año. Cuatro funcionarios chinos, incluido un alto director de seguridad, han sido castigados por su implicación en los abusos de derechos humanos sobre la minoría musulmana uigur, en la región de Xinjiang, en el noroeste del gigante asiático. Y Pekín ha respondido. El mismo correctivo contra cinco eurodiputados (de un total de diez ciudadanos) y al menos cuatro entidades europeas.

Congelación de bienes y prohibición de viajar a la UE en el caso de los primeros y el mismo portazo (veto de entrada en China, pero también en los territorios autónomos de Macao y Hong Kong) para todos los 'señalados' europeos y sus familias. La UE vuelve a utilizar un mecanismo, el de las sanciones, al que no recurría contra este país desde 1989, tras la masacre en la plaza de Tiananmen. Y lo hace, además, en base a un criterio nuevo, que estrenó con Rusia el pasado febrero cuando penalizó a cuatro funcionarios del país por su implicación en el encarcelamiento del líder opositor Alexei Navalny y la represión posterior. Respuesta a las violaciones graves de Derechos Humanos.

Y todo en un contexto pandémico, con una agenda muy cargada de asuntos sensibles que la UE y China lastran desde hace años (reducción de emisiones contaminantes, Hong Kong, violación de derechos de minorías en el Tíbet, libertad de prensa, guerra digital) sujeta a una dura y larga negociación. La cuestión ahora es hasta qué punto queda dañada. En todo lo anterior y en variables comerciales que hasta ahora se habían logrado encauzar, como el acuerdo que protege de «usurpación e imitación» un centenar de denominaciones geográficas europeas, entre las que se encuentran vinos, cava, aceite de oliva y queso españoles. Y que debería ampliarse. Así que compás de espera.

Y es que aunque los Veintisiete han defendido que las sanciones van contra individuos concretos y no contra países, lo cierto es que se ha disparado la tensión a un nivel inédito desde hace décadas. Se pretende «abrir un diálogo honesto» con el régimen de Xi Jinping, declaraba la ministra de Exteriores española, Arancha González-Laya en las últimas horas. La misma idea que se defendía hace seis meses («diálogo bueno, abierto y honesto que debe continuar») durante una videocumbre UE-China (entre Angela Merkel, Ursula Von der Leyen, Charles Michel y Jimping) que pretendía sustituir a la programada en Leipzig (Alemania) y que no pudo celebrarse por la pandemia.

A aquella cita siguió la firma de un acuerdo de inversiones el 30 de diciembre (en el que se llevaba trabajando la friolera de siete años) que abría la economía del coloso asiático a las empresas europeas y que tiene que ser ratificado. Por la propia China y por un Parlamento Europeo que ha sido directamente atacado por las represalias. Varios eurodiputados han defendido ya que solo el levantamiento de las sanciones contra los eurodiputados permitirá «entablar conversaciones con el gobierno chino sobre el acuerdo de inversión».

El eurodiputado alemán Reinhard Butikofer, que preside la delegación del Parlamento Europeo en China es una de las figuras sancionadas más destacadas. China también ha impuesto su veto al comité político y de seguridad del Consejo de la UE, la fundación sin ánimo de lucro Alianza de Democracias -fundada por el que fuera secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen-, el Instituto Mercator de Estudios de China en Alemania y la subcomisión de derechos humanos del Parlamento Europeo.

La UE ha coordinado su castigo no solo con Estados Unidos, también con otros países como Canada o Reino Unido; una sintonía «perfecta», como la ha calificado el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, que calificaba de «inaceptable» la respuesta inmediata del gobierno de Xi Jinping. Un 'ojo por ojo' que precedía a la reunión del ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov y su homólogo chino, Wang Yi en la que mostraban su unidas frente a «las injerencias» occidentales. «Los dos países deben unirse para oponerse a todas las formas de sanciones unilaterales», lanzaba Wang Yi.

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