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iñigo gurruchaga
Corresponsal. Londres
Viernes, 22 de abril 2022, 18:41
El primer ministro británico, Boris Johnson, afronta un largo periodo de disputas sobre su mandato, después de que la Cámara de los Comunes aprobase en la noche del jueves una moción laborista para que el Comité de Privilegios investigue si mintió negando que se celebrasen ... fiestas en su residencia de Downing Street, que quebraban las leyes del confinamiento.
El martes de la pasada semana, la Policía Metropolitana confirmó que había multado a Johnson y a su ministro de Hacienda por asistir a una fiesta con motivo del 58 cumpleaños del líder británico, el 19 de mayo de 2020, a la que asistieron unos treinta invitados. El primer ministro confirmó que ha pagado la multa y pidió repetidamente disculpas en el Parlamento tras la publicación de la noticia.
La Policía no dará a conocer nuevas sanciones antes de las elecciones municipales del 5 de mayo, pero investiga otras fiestas que han sido documentadas por un informe sobre el llamado 'partygate' elaborado por una alta funcionaria, Sue Gray. En ese contexto, el Partido Laborista logró el jueves exponer la quiebra de confianza en su líder del grupo parlamentario conservador.
El principal partido de la oposición presentó una moción para que el comité parlamentario que supervisa la conducta de los diputados en la Cámara inicie su propia investigación. Aunque la propuesta puntualizaba que el comité comenzará sus interrogatorios y la petición de pruebas cuando la Policía y Gray culminen sus pesquisas, el Gobierno presentó una enmienda para aplazar todo a esa fecha.
Los responsables de la disciplina del grupo parlamentario descubrieron que algunos diputados no contestaban a sus mensajes, que otros les decían que no votarían en favor de la enmienda o apoyarían la moción laborista. Sumados a quienes pedían permiso para no asistir a la votación, llegaron a la conclusión de que el Gobierno sería derrotado. La enmienda fue retirada y se aprobó la moción.
Un destacado 'brexiter', Steve Baker, dio en su discurso el titular de los medios: «El juego ha terminado». Baker, que es cristiano, subrayó que estaba dispuesto a perdonar al primer ministro- en cuyo ascenso a la jefatura del Gobierno tuvo un papel importante- cuando mostró contrición en la Cámara. Pero, en una reunión posterior y privada con sus diputados, todo fue «una orgía de adulación y grandilocuencia».
Baker descubrió disgustado la duplicidad de Johnson sobre «principios fundamentales». «El principio de que los diputados no mienten al Parlamento es fundamental para el sistema político británico», también para los editorialistas del diario 'The Times'. La población concuerda. El 76% cree que mintió sobre las fiestas en Downing Street y el 66% no cree que se arrepiente de haber quebrado las reglas.
Johnson es el primer jefe de Gobierno multado por quebrar la ley y en ser investigado por «desacato» al Parlamento. La necrología de David Gardner en el 'Financial Times', el diario del que fue un gran corresponsal, contaba el mismo jueves que, cuando trabajó en Bruselas, su colega Johnson copió párrafos enteros de sus crónicas, un delito contra la ley de derechos de autor que justificaba con bromas.
Los sondeos dan a los laboristas ventaja en la intención de voto desde diciembre y dicen que el 56% de la población cree que es aceptable cambiar de primer ministro durante una guerra. Y quizás parezca también conveniente cuando su mandato llevará a la política británica en los próximos meses a una recurrente discusión sobre delitos estúpidos que plantean grandes principios.
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