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DARÍO MENOR
Lunes, 6 de diciembre 2021, 11:21
Al papa Francisco no le ha gustado el documento de la Unión Europea en el que se recomendaba eliminar las menciones a la Navidad en pos de un supuesto uso políticamente correcto del lenguaje, cuya publicación provocó una polémica que obligó a su retirada. En ... el vuelo que le llevó de vuelta a Roma tras su viaje a Chipre y Grecia, el Pontífice consideró este lunes que se trataba de un «anacronismo» al recordar que «muchas dictaduras», como la nazi o la comunista, también trataron de hacer lo mismo. «Es una moda de un laicismo aguado, agua destilada», dijo en su conversación con los periodistas que le acompañaban a bordo del avión.
También volvió a criticar la construcción de muros y alambradas para frenar la llegada de inmigrantes e incluso recomendó la película 'Mediterráneo', sobre la ONG española Open Arms, pues a su juicio permite comprobar cómo «arriesgamos la civilización» cuando dejamos morir a los refugiados en las aguas del Mediterráneo. Repitió así la advertencia que dejó el domingo durante su visita al campo de acogida para desplazados de Lesbos, la isla griega situada a 10 kilómetros de las costas turcas y que constituye uno de los símbolos de la crisis migratoria.
«La Unión Europea debe asumir los ideales de los padres fundadores, que eran ideales de unidad, de grandeza, y tener cuidado de no dar paso a las colonizaciones ideológicas. Esto podría acabar dividiendo a los países y hacer fracasar a la Unión Europea», advirtió al hablar sobre la polémica de la Navidad, insistiendo en que no debe caerse en la «uniformidad» para respetar así «la singularidad de cada país».
Se permitió además el Papa dejar una advertencia sobre los riesgos de la democracia, «un tesoro» que debe «ser custodiado». El primer peligro viene del «populismo, que está un poco por aquí y otro por allá, y que empieza a mostrar las uñas», por lo que hay que «tener cuidado» para que los Gobiernos «no resbalen por este camino». El otro peligro viene cuando «se sacrifican los valores nacionales» para diluirse en «una especie de gobierno supranacional».
Al ser preguntado por su rápida aceptación de la renuncia del arzobispo de París, Michel Aupetit, que puso su cargo a disposición tras saberse que había mantenido una relación con una mujer en 2012, Francisco se mostró autocrítico al considerar que su decisión respondía «no al altar de la verdad, sino al altar de la hipocresía». Antes de calificar a Aupetit de «pecador, como lo soy yo», lo consideró víctima de «la charlatanería».
«Se ve que nuestra Iglesia no está acostumbrada a tener un obispo pecador», lamentó, para explicar a continuación que cuando «la charlatanería crece, crece, crece y le quita la fama a una persona», ya no puede gobernar porque «ha perdido su fama, no por su pecado, que es pecado –como el de Pedro, como el mío, como el tuyo– sino por el parloteo de las personas».
Finalmente, el Papa anunció que «en el horizonte no muy lejano» mantendrá un encuentro con el Patriarca ruso, Cirilo, y aseguró que está «siempre dispuesto a ir a Moscú para dialogar con un hermano».
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