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mikel ayestaran
Enviado especial. Gaza
Lunes, 24 de mayo 2021, 21:46
«Un ejército de ángeles nos protegió en mitad de la noche y nos sacó con vida entre el fuego y los escombros. Ha sido un milagro. No hay otra explicación», reflexiona en voz alta Mohamed Nassir a las puertas de lo que fue la ... casa de tres pisos que pertenecía a su familia. El resto de vecinos asiente. Miran al cielo, elevan las palmas y dan gracias a Alá. La noche del 14 de mayo en la que Israel lanzó su gran operación contra los túneles de Hamás -una red a la que llamaban 'El Metro'- siete misiles impactaron en la humilde calle Al-Baali de Beit Hanoun, al norte de Gaza. Fue un ataque sin aviso previo. El suelo tembló como si fuera un terremoto y las paredes de las casas volaron. Los esqueletos desnudos de los edificios, los enormes cráteres en el suelo de arena y los escombros forman ahora el paisaje de unos vecinos que durante el día se sientan frente a lo que fueron sus casas y por la noche duermen hacinados junto a familiares o amigos que les han acogido de forma temporal. La operación contra Gaza dejó más de 240 muertos, pero ninguno de la calle Al-Baali pese a ser la auténtica 'zona cero' en el norte de la Franja.
Las autoridades gazatíes calculan que 1.500 casas han sido destruidas en los once días de ofensiva y que otras 13.000 han sufrido daños. Ibrahim y Gazali contemplan el escenario apocalíptico desde su cocina, situada en el segundo piso de un bloque donde no queda ni una pared. Ellos miran al vacío y todos los vecinos les ven a ellos como si fueran dos espectros deambulando por una vieja casa en ruinas. «Llevamos dos años casados y esto es todo lo que tenemos. Esperamos que alguien nos ayude a encontrar una casa de alquiler para superar la emergencia y que el Ministerio de Vivienda ponga en marcha planes para apoyar la reconstrucción», dice Ibrahim mientras agarra de la mano a su joven esposa.
Paz momentánea. «El alto el fuego que entró en vigor el jueves es frágil, pero hasta el momento se respeta»
Como todo el vecindario, a la hora del ataque dormían o al menos lo intentaban. Esta zona de Beit Hanoun era considerada la más segura porque es la más alejada de la frontera y por eso en cada apartamento habían encontrado refugio familiares que huían de las áreas vecinas a la verja de separación. «Nunca había sentido algo igual. La explosión me dejó sorda. Luego llegó el fuego intenso, el humo, la sangre y todos corriendo en la oscuridad sin saber a dónde ir. Una película de terror hecha realidad», recuerda Gazali. Tres de los familiares que estaban en ese momento con ellos sufrieron heridas graves y fueron evacuados a Egipto para recibir tratamiento sanitario. Están fuera de peligro.
El alto el fuego que entró en vigor el jueves es frágil, pero hasta el momento se respeta. Los mediadores egipcios tratan de fortalecer el acuerdo para hacerlo duradero, pero todos saben que la violencia podría estallar de nuevo en cualquier momento.
«Los judíos volverán a repetir un ataque como éste y nosotros volveremos a resistir. Esto no tiene una solución a corto plazo. Es un círculo y por eso se repiten las guerras cada cierto tiempo», lamenta Mariam, tía de Gazali, de 70 años, que ha acudido a visitar a la joven pareja. Ella perdió a su marido en la ofensiva de 2014 y lamenta que «lo único que busca Israel es darnos un castigo colectivo. Esto es una zona muy pobre. Somos campesinos, no milicianos. ¿Dónde están esos famosos túneles?», se pregunta la anciana con voz nerviosa.
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Mohamed Nassir no sólo ha dicho adiós a su casa. También ha despedido a su recién comprado Fiat Panda, con el que había empezado a trabajar como taxista. Ahora descansa como un amasijo de chatarra bajo una pila de escombros. «El problema entre los judíos y nosotros no se resolverá hasta el día del Juicio Final. Hasta entonces hay que aguantar e intentar sobrevivir a cada ofensiva», opina sin perder la sonrisa.
La rehabilitación ya se ha puesto en marcha y lo primero que se ha intentado recuperar son las redes eléctrica y de internet. «Tenemos que decir a todos que seguimos vivos», comenta Abú Yasser. En Al-Baali lo están de milagro y quieren conectarse para que todo el mundo lo sepa.
CAROLINE CONEJERO | Nueva York
El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, inicia este martes en Jerusalén su visita a Oriente Próximo para fijar la línea política de la Casa Blanca en la consolidación de la paz y la construcción a largo plazo de una solución de dos Estados. Blinken se reunirá con los líderes de Tel Aviv para reafirmar el «firme compromiso de la Administración Biden con la seguridad de Israel». Pero también mantendrá reuniones con los líderes de Cisjordania, Egipto y Jordania con el objetivo de reconstruir relaciones y afianzar el apoyo al pueblo y a los dirigentes palestinos después de «años de negligencia», según aseguraron desde la Casa Blanca.
Tras el logro del cese al fuego, el plan contempla consolidar una coalición que involucre a la Autoridad Palestina y aísle a Hamás con el peso de los socios árabes de la región. Además debe permitir conducir el proceso con actores moderados y extraerlo del extremismo.
En su plan de reconstrucción, la Administración Biden desea involucrar a otros socios clave en la región a través de un esfuerzo internacional coordinado para garantizar que la asistencia inmediata llegue a Gaza, de forma que beneficie a la población y no a Hamás. Busca liderar la ayuda para atender la grave situación humanitaria en la Franja y establecer «iguales medidas de seguridad» para israelíes y palestinos que «reduzcan el riesgo de conflictos en los próximos meses, al tiempo que lograr mejoras que tengan un impacto real en la vida de la población» de ambos bandos, según señaló en un comunicado.
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