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Los estadounidenses salen a las calles de 70 ciudades para protestar contra el ataque ordenado por Trump. En la imagen la protesta en Times Square (Nueva York). Reuters

Trump ve en la muerte de Suleimani una baza electoral

El presidente de Estados Unidos se presenta ante los suyos como un salvador: «Dios está de nuestro lado»

Caroline Conejero

Nueva York

Sábado, 4 de enero 2020

La campaña para la reelección de Trump, revitalizada con los últimos acontecimientos, exhibe ahora un nuevo patriotismo salvador. El presidente, que hace unos días aseguraba que «no deseaba una guerra con Irán», afirma ahora que la decisión del ataque contra el general iraní Qassim ... Suleimani se tomó, precisamente, para evitar una guerra. Trump, que en los próximos meses tiene que enfrentarse a un juicio de 'impeachment' en el Senado y a unas elecciones, parece estar convencido de su nueva victoria. «Dios está de nuestro lado», profetizó ante una entregada audiencia de creyentes evangélicos en Florida.

El mismo tono mesiánico que el mandatario utiliza en su último vídeo promocional, donde se muestran imágenes de Obama a través de una lente oscura mientras el mandatario habla de la campaña contra el Estado Islámico. La imagen se aclara cuando la voz del propio Trump anuncia la muerte de Al-Baghdadi. Un mensaje demoledor que obliga a los demócratas a hilar fino en su mensajes electorales ante las amenazas de venganza iraníes. Teherán podría emprender una guerra cibernética contra el proceso electoral mismo y otros sectores de infraestructura crítica como el sistema eléctrico, los centros médicos, bancos y redes de comunicación...

El secretario de Estado, Mike Pompeo, que insiste una y otra vez en que Suleimani planeaba ataques inminentes, confesó estar defraudado con los líderes europeos por su reacción, más enfocada a rebajar la tensión en la región que a defender el ataque unilateral norteamericano. Una reacción que, a juicio de Pompeo, no ayuda y contrastan con el amplio apoyo recibido por parte de Israel, Emiratos Árabes y Arabia Saudí.

El presidente Trump tomó la decisión de atacar la segunda semana de sus vacaciones navideñas en su resorte Mar-a-Lago en Florida. Altos consejeros de seguridad nacional que visitaron al presidente en esos días despacharon con la prensa detalles sobre el ataque del domingo contra las milicias proiraníes en respuesta por la muerte de un contratista americano. En privado, ante un presidente agitado por los acontecimientos, los consejeros pusieron sobre la mesa la opción de matar a Qassim Suleimani, un tema recurrente durante la última década en las conversaciones privadas de Defensa. Ante la sorpresa de los consejeros, el presidente Trump autorizó el ataque para eliminar al militar si el Pentágono encontraba una oportunidad. Según fuentes anónimas del sector, los consejeros no daban crédito ante la extraordinaria capacidad de decisión que el presidente otorgaba a los militares autorizando una acción de esa envergadura antes, incluso, de ser planeada.

Todavía no están claras las razones que llevaron al presidente Trump a tomar la drástica decisión del ataque a Suleimani después de haber tolerado agresiones iraníes en el Golfo Pérsico durante meses. El presidente estadounidense había rehuido en otras ocasiones un enfrentamiento cara a cara con Teherán, como cuando el pasado mes de junio canceló diez minutos antes un ataque contra Irán.

Líder de poco peso

Los analistas especulan con que quizá el mandatario norteamericano, mortificado por su imagen internacional de líder de poco peso, quisiera dar un paso al frente al considerar un desafío directo el hecho de que Suleimani pudiera pasearse por Bagdad sin restricciones, un gesto más de la arrogancia del régimen iraní en la reciente escalada de tensiones.

El Gobierno norteamericano conocía desde hace años los movimientos de Suleimani en tiempo real, una tarea facilitada por el propio general, que hace tres años abandonó el más estricto secreto operativo en sus movimientos. El exjefe de operaciones paramilitares de Irán, continuamente en el radar de docenas de agencias de inteligencia internacional, se movía en abierto por la región donde desplegaba su enorme influencia y su 'aura de intocable' con frecuentes viajes entre Teherán, Bagdad y Beirut, una región que queda ahora profundamente alterada.

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Miles de personas se echaron este sábado a la calle en 70 ciudades de Estados Unidos para pedir la salida de las tropas estadounidenses de Oriente Medio y rechazar el ataque que ordenó el presidente Donald Trump para acabar con la vida del poderoso comandante iraní Qasem Soleimaní.

En Lafayette Square, frente a la Casa Blanca, unas trescientas personas se reunieron en el acto central de las protestas. Entre los manifestantes se encontraban la actriz Jane Fonda, que tiene una gran historia de activismo y en los últimos meses ha estado protestando en Washington contra la crisis climática. «El movimiento climático y el movimiento pacifista deben convertirse en un único movimiento», dijo Fonda de 82 años frente a una multitud que la aplaudía y vitoreaba.

Los convocantes de las manifestaciones en todo Estados Unidos fueron, entre otros, ANSWER Coalition y Code Pink, dos grupos pacifistas que ganaron popularidad después de la invasión de Irak en 2003. Las ciudades que salieron a las calles incluyeron Nueva York y Miami, donde la participación fue más baja que en Washington.

En Nueva York, la protesta fue convocada en la icónica Times Square, junto a las oficinas de reclutamiento del Ejército estadounidense que se alojan en el centro de la plaza, en el conocido monumento de luces rojas, azules y blancas que representan la bandera del país.

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