Rohani resiste en la presidencia pese a la purga de reformistas y moderados

Los rumores en torno a la posible salida del presidente se intensificaron tras conocer la descalificación de 9.000 candidatos de cara a la cita del viernes por parte del Consejo de Guardianes. Esta vez dieron luz verde a 7.000 aspirantes, que se disputarán los 290 asientos de una cámara donde los sectores más ultraconservadores, aquellos que critican el acuerdo atómico desde su firma por considerar que se hicieron demasiadas concesiones, se perfilan como claros vencedores. Estas elecciones llegan además en un momento de máxima tensión entre Teherán y Washington, un factor que suele favorecer a los ultraconservadores, quienes más desconfían de Occidente. Un pulso que estuvo a punto de convertirse en guerra abierta tras el asesinato del general Qassem Suleimani, líder de la Fuerza Quds, brazo de operaciones exteriores de la Guardia Revolucionaria en Bagdad el 3 de enero. Irán respondió con el lanzamiento de 21 misiles contra bases militares iraquíes empleadas por los estadounidenses y 109 soldados resultaron heridos.

Tras las lecciones aprendidas en los años de Trump, Rohani afirmó ayer que «nunca acudirá a la mesa de negociaciones bajo presión», ni empezará conversaciones con EE UU «desde una posición de debilidad», tal y como pretende lograr la Casa Blanca con la estrategia de máxima presión a Teherán a base de sanciones cada vez más duras. «Si Estados Unidos vuelve al pacto y levanta las sanciones podrá regresar a la mesa de negociaciones», apuntó.