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Rafael M. Mañueco
Moscú
Jueves, 5 de marzo 2020, 12:32
Tras seis horas de unas conversaciones que el presidente ruso, Vladímir Putin, calificó de «nada fáciles», éste y su homologo turco, Recep Tayyip Erdogan, alcanzaron este jueves en el Kremlin un acuerdo para un alto el fuego en la provincia siria de Idlib que entrará ... en vigor la próxima medianoche. Según Putin, el memorándum firmado «deberá poner fin al sufrimiento de la población civil».
El máximo dirigente ruso subrayó la dificultad de las conversaciones, pero se congratuló del resultado «positivo» obtenido con su colega turco. Los términos del documento suscrito por ambas partes fue dado a conocer por los ministros de Exteriores ruso y turco, Serguéi Lavrov y Mevlut Cavusoglu. La tregua arranca a partir de las 00.00 horas del viernes, según el primer punto del memorándum.
El punto dos establece la creación de un pasillo de seguridad 6 kilómetros al norte y 6 al sur de la carretera M4, que une las localidades de Serakib y Latakia. El tercer y último punto habla de patrullas conjuntas de fuerzas rusas y turcas en el tramo de la M4 que pasa por Idlib a partir del 15 de marzo. Todo ello para propiciar el regreso de los civiles que en los últimos días tuvieron que abandonar su hogares en Idlib debido a los combates. Erdogan, no obstante, advirtió que su país se reserva el derecho de responder a posibles ataques de la fuerzas gubernamentales sirias.
Putin ha justificado la ofensiva del Ejército sirio, a la que Turquía ha hecho frente con sus tropas en los últimos días, en el hecho de que los insurgentes de Idlib no cesaban sus ataques. El máximo dirigente ruso señaló que con Erdogan mantiene discrepancias, pero, según sus palabras, «en los momentos críticos siempre hemos encontrado puntos de contacto para hallar soluciones (...) y lo mismo ha sucedido hoy».
Ante el alarmante cariz que tomaban los acontecimientos en Idlib, en donde el jueves 27 de febrero perecieron 36 militares turcos en un bombardeo que el Ministerio de Defensa ruso atribuyó a aviones sirios que daban cobertura a la vasta ofensiva desencadenada por las tropas de Bashar al Assad, Erdogan, telefoneó a Putin, para pedir explicaciones y emplazarle a mantener el encuentro celebrado esta tarde en la capital rusa.
MIKEL AYESTARAN | Jerusalén
Mientras Recep Tayyip Erdogan y Vladimir Putin negociaban en Moscú, la guerra siguió su rutina diaria de bombardeos, muertes y desplazamiento de civiles en Idlib. Pocas horas antes comenzar la reunión, el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) informó de un ataque aéreo contra la ciudad de Maaret Misrin en el que murieron al menos 15 civiles, entre ellos un niño. Un corresponsal de la agencia AFP pudo confirmar los hechos en este lugar al que han ido llegando en los últimos meses miles de desplazados por los combates. La ofensiva lanzada por el Ejército sirio, con apoyo de Rusia, para recuperar el control de esta provincia ha causado casi un millón de desplazados y «las mujeres y los niños suponen el 81 por ciento», según los últimos datos de la ONU, que volvió a pedir «una solución diplomática inmediata«. Un llamamiento que realiza diariamente desde que comenzaron las hostilidades, pero nadie le escucha.
El ministerio de Defensa en Ankara ofreció el parte diario de la operación 'Escudo de Primavera' e informó de que sus tropas, que combaten junto a grupos islamistas locales, lograron «neutralizar a 184 soldados del régimen», además de destruir «cuatro carros de combate, cinco cañones y obuses, tres cañones antitanque, ocho vehículos militares y dos vehículos blindados». Los combates más intensos se registraron una vez más en Saraqeb, ciudad estratégica para el control de las autopistas que unen Alepo con Latakia y Damasco. Las fuerzas de Bashar Al Assad lograron mantenerla bajo su control, pero sufrieron intensos bombardeos.
'Escudo de Defensa' fue la respuesta turca a la pérdida de 34 soldados en un bombardeo la semana pasada. Hasta el momento Erdogan ha perdido a 54 hombres en los combates por la defensa de los doce puestos de control con los que cuenta con el objetivo de establecer una zona de seguridad a lo largo de la frontera. La última baja se produjo mientras Erdogan y Putin discutían los detalles de su nuevo acuerdo en la capital rusa.
Después de nueve años de guerra, Idlib, en plena frontera con Turquía, se ha convertido en el último gran frente abierto en Siria. Este es el lugar al que fueron llegando en los últimos años los milicianos de los distintos grupos armados de la oposición tras rendirse en lugares como Alepo, Guta o Daraa. Se estima que unos 70.000 combatientes, de ellos 10.000 miembros del brazo sirio de Al Qaeda, están operativos y muchos de ellos combaten junto a las fuerzas regulares de Turquía. Rusos y turcos han llegado a acuerdos en el pasado para evitar un desastre humanitario en la provincia, pero saltan por los aires y las dos partes se acusan mutuamente de no cumplirlos.
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