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Mikel Ayestaran
Corresponsal. Jerusalén
Jueves, 26 de septiembre 2019, 18:47
A punto de cumplirse el primer aniversario del asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el interior del consulado de Arabia Saudí en Estambul, el heredero al trono saudí y principal sospechoso de dar la orden, Mohamed Bin Salman (MBS), se refirió por primera vez ... al caso y declaró que «asumo toda la responsabilidad, porque ocurrió durante mi mandato». Esta respuesta al reportero Martin Smith es un adelanto del documental que la próxima semana estrenará el programa 'Frontline', del Sistema de Medios Públicos estadounidense (PBS), en el que el joven príncipe se justifica diciendo que «somos 20 millones de personas. Tenemos 3 millones de empleados gubernamentales. Tenemos funcionarios, ministros para seguir asuntos y ellos son responsables. Tienen la autoridad para hacer eso».
El caso Khashoggi, periodista que escribía en The Washington Post y que estaba autoexiliado en Estados Unidos por su tono crítico con la corona, se ha convertido en una especie de culebrón por entregas que discurre entre las filtraciones anónimas que obtiene la prensa, las declaraciones por parte de los protagonistas implicados y el resultado de informes como el de Agnes Callamard, relatora de la ONU que en junio apuntó directamente a MBS y pidió a Estados Unidos que incluyera «al príncipe heredero y a sus bienes personales en el extranjero» en la lista de personas que deben ser sancionadas.
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Se trata de un proceso lento y complejo porque el príncipe es la persona de confianza de Estados Unidos y de Israel en el Golfo y las autoridades saudíes han calificado de «línea roja» cualquier acusación contra su persona. Una línea que no han conseguido franquear tampoco los informes de la CIA que le señalan como responsable.
Casi se ha cumplido un año y los restos del periodista, cuyo cuerpo fue desmembrado en el interior de la legación, sigue sin aparecer. Khashoggi entró el 2 de octubre al consulado de su país en Estambul tras obtener una cita previa para solucionar unas trámites personales relativos a su divorcio y nunca más se le vio con vida. Después de 18 días en los que la versión oficial saudí defendía que el periodista abandonó el consulado por su propio pie, Riad cambió el discurso y admitió su muerte «tras una reyerta con las personas que lo recibieron». La casa real ordenó la detención de 21 personas, cinco de las cuales pueden ser condenadas a muerte bajo la acusación de «ordenar y cometer el crimen», y destituyó de manera fulminante al número dos de los servicios de inteligencia, Ahmad al Asiri, y a Saud al Qahtani, asesor y mano derecha de MBS.
El programa de PBS incluye también una entrevista que Smith realizó a Khashoggi unos meses antes de su asesinato en la que el periodista le confesó que «no quiero se un disidente, pero tampoco quiero volver a casa y tener que callarme de nuevo». El columnista de The Washington Post no es el primer periodista saudí desaparecido en el último año –Reporteros Sin Fronteras denuncia al menos otros dos casos-, pero la forma en la que se produjo y la proyección mundial qu, han hecho que el caso despierte atención mundial y que MBS haya tenido que hacer declaraciones sobre el tema.
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