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Israel despliega blindados y tanques en la frontera con Líbano. AFP
Netanyahu rechaza cualquier alto el fuego para golpear «con toda la fuerza» a Hezbolá

Netanyahu rechaza cualquier alto el fuego para golpear «con toda la fuerza» a Hezbolá

El primer ministro israelí cambia de opinión ante el temor de que la ultraderecha abandone su Gobierno y deja en evidencia a EE UU

Mikel Ayestaran

Enviado especial. Tiro (Líbano)

Jueves, 26 de septiembre 2024, 11:29

Benjamín Netanyahu aplica a Líbano la misma estrategia de Gaza tanto en el campo de batalla como en el diplomático. Tras haber dado su visto bueno a un posible alto el fuego de veintiún días para negociar con Hezbolá el fin de las hostilidades en la frontera, este jueves dio marcha atrás y dejó en evidencia una vez más a Estados Unidos, promotor de la iniciativa de desescalada. Las bombas siguieron cayendo un día más sobre el sur y este del País del Cedro y golpearon también de nuevo el sur de Beirut, donde asesinó al responsable de la unidad aérea de la milicia chií, Muhammad Hussein Sarour, otro histórico del grupo que es eliminado, una figura clave en el programa de drones. El Estado judío volvió a desvelar el enorme problema interno de seguridad que tiene el Partido de Dios con un nivel de infiltración que llega a su cúpula de mando.

Israel no negocia y Hezbolá, sobre el papel, tampoco parece dispuesto a entablar contactos para una tregua porque vincula su actividad en la frontera a la situación en Gaza, donde el proceso negociador está totalmente estancado. Fuentes diplomáticas de Washington confirmaron al portal Axios que el primer ministro había aceptado los términos del acuerdo liderado por Estados Unidos y Francia. Netanyahu dio la luz verde a establecer contactos instantes antes de subirse en el avión rumbo a Nueva York para participar en la Asamblea General de la ONU.

En cuanto los ministros ultranacionalistas de su Gobierno, como Itamar Ben Gvir, se enteraron de la noticia amenazaron con dejar el Ejecutivo, exactamente igual que la presión que ejercen en Gaza desde hace once meses. Ben Gvir dijo que no toleraría un paso atrás porque «cuando tienes al enemigo de rodillas, no puedes permitir que se recupere, hay que vencerle del todo». Se suponía que Netanyahu debía hacer pública su voluntad de discutir el acuerdo nada más aterrizar, pero lanzó un mensaje radicalmente distinto. «Nuestra política es clara: seguimos atacando a Hezbolá con todas nuestras fuerzas. No nos detendremos hasta lograr todos nuestros objetivos. El principal de ellos es el regreso seguro de los residentes del norte a sus hogares. Esta es la política», dijo el primer ministro.

1.540 personas

murieron en Líbano en casi un año debido a los bombardeos israelíes en el marco de los enfrentamientos transfronterizos con Hezbolá. La cifra se incrementó dramáticamente este mes.

Las filtraciones sobre el posible alto el fuego apenas tuvieron impacto sobre el terreno. Mientras Estados Unidos y Francia decían que el acuerdo era «cuestión de horas», las bombas caían en el este y sur del Líbano mientras Hezbolá lanzaba decenas de cohetes al norte de Israel. Los hongos de humo negro se elevaban de las aldeas próximas a la carretera que une Beirut con Tiro, un camino desierto que lleva a la ciudad más importante del sur del país, a apenas veinte kilómetros de la frontera donde el enemigo prepara a sus tropas para la invasión terrestre.

Banderas amarillas

Pasado Sidón, la ruta está engalanada de banderas amarillas de la milicia e imágenes de sus líderes. Poco después de cruzar el río Litani, la frontera hasta la que Israel exige que el partido chií retire a sus hombres, un enorme cráter obliga a conducir con cuidado por la carretera secundaria que llega a Tiro entre un mar de plataneros. La ciudad está desierta y los comercios cerrados. Sólo se ven jóvenes barbudos vestidos de negro patrullando en motos de pequeña cilindrada.

El sur se ha vaciado de civiles y «quienes se quedan es porque no tienen dinero para irse. Yo no me fío ni de Hezbolá, ni de Israel. Cada uno va a intentar sacar lo máximo de la negociación y nosotros estamos en el medio», explica Ahmed, joven voluntario de una ONG que ofrece atención médica a los desplazados. La iglesia católica maronita de la ciudad ha abierto sus puertas a quienes escapan de las bombas y Carol Rizk explica que «hemos acogido a unas 250 personas que han llegado sin nada y aquí encuentran techo, comida y seguridad, la iglesia es un lugar seguro… por ahora». Cristianos y musulmanes unidos por la guerra.

Ben Gvir

«Cuando tienes al enemigo de rodillas, no puedes permitir que se recupere»

Política de eliminación

El ejército anuncia el asesinato del responsable de drones de la milicia chií en Beirut

El sur se ha vaciado de civiles e Israel sigue adelante con su plan de invasión por tierra para crear una zona de seguridad a lo largo de la frontera que aleje la amenaza de Hezbolá. Ajeno a las conversaciones para una tregua, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, se reunió con el jefe del Estado Mayor hebreo, Herzi Halevi, e insistió en la necesidad de «la continua actividad ofensiva del ejército».

Tras conocer el asesinato del responsable de drones de Hezbolá en Beirut, Halevi dejó claro que «necesitamos seguir atacando. Hemos estado esperando esta oportunidad durante años (…) Trabajamos constantemente para lograr logros, eliminar a más figuras de alto rango, frustrar la transferencia de armas y destruir la capacidad de fuego» del enemigo. Dentro de esta estrategia se enmarcaron los ataques a puestos fronterizos con Siria, que, según Israel, la milicia chií emplea para abastecerse de armas.

Gaza ha desaparecido de las palabras de los responsables israelíes y los cautivos en manos de Hamás parecen algo de un pasado lejano. Israel ha trasladado el foco militar a Líbano y, gracias a su labor de inteligencia, ha logrado asestar golpes a la columna vertebral de una milicia chií a la que considera su principal amenaza, por encima de Hamás.

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