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Mercedes Gallego
Corresponsal. Nueva York
Viernes, 27 de septiembre 2024, 16:21
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no tenía previsto asistir este año a la Asamblea General de la ONU por razones obvias de un país en guerra, pero al escuchar desde el martes las críticas de los líderes del mundo a su ofensiva militar en Gaza y Líbano decidió viajar a Nueva York a última hora «para poner las cosas en su sitio», dijo este viernes soliviantado durante su intervención. O más bien, para porfiar con la comunidad internacional que mantendrá sus guerras «hasta que esta sagrada misión se haya completado», desafió. Eso es, por si las dudas, «hasta la victoria total».
Su Gobierno llenó las gradas de invitados en el hemiciclo para neutralizar con sus aplausos los abucheos de algunos delegados. Netanyahu no va a escuchar a ninguno. «Israel ya ha hecho su elección, y vamos a luchar contra las fuerzas del terror. Ahora ustedes tienen que hacer la suya. ¿Están con la nación de Israel y con la democracia y la paz, o están con Irán, un dictador brutal que subyuga a su propio pueblo y exporta el terrorismo por todo el planeta? En esta batalla entre el bien y el mal no puede haber equivocación», advirtió.
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Así de tajante fue el hombre al frente de la ofensiva que ha dejado en menos de un año más muertos que ninguna otra guerra abierta en el mundo, por encima de Ucrania y Sudán. Para él, solo hay blanco y negro. El resto es «una confusión moral» de quienes «acusan falsamente a Israel de genocidio cuando nos defendemos», argumentó. Y en el proceso, dice estar defendiendo «la vida de Israel» y también la de Occidente, porque comparte los mismos «salvajes enemigos». Líbano, por cierto, no es su enemigo, matizó. Su batalla en ese país es contra Hezbolá, reiteró sin hacer ninguna alusión a las iniciativas diplomáticas de Estados Unidos, Francia y otros países que esta semana han intentado arrancarle una tregua.
Desde su visión bélica, nunca le daría al enemigo la oportunidad de reorganizarse. Como tampoco contempla que Hamás tenga ningún papel en Gaza cuando acabe la guerra. «Estamos ganando», dijo satisfecho tras celebrar a los valientes hombres y mujeres del IDF que durante un año «han aplastado sistemáticamente» a Hamás, dejando por el camino más de 41.000 muertos, 30.000 de ellos niños, mujeres y ancianos, y el 75% de todos los edificios de Gaza completamente destruidos. El primer ministro niega rotundamente que su Ejército mate a civiles y asegura que hace todo lo posible para minimizar las víctimas colaterales. «¿Entonces quién los ha matado?», le preguntó la víspera el líder palestino Mahmoud Abás.
El mensaje de Netanyahu es que no hay más alternativa de paz para Hamás que «rendirse, entregar las armas y liberar a los rehenes». Solo entonces está dispuesto a trabajar con otros aliados regionales para apoyar a una administración civil en Gaza «comprometida con una pacífica coexistencia», propuso. Sus duras palabras no fueron solo para los terroristas de Hamás, Hezbolá o «los tiranos de Irán», a los que prometió devolver cualquier golpe. «Si nos atacas, te atacaremos», advirtió. Su Gobierno también se siente amenazado por la institución multilateral que visitaba en Nueva York, contra la que arremetió por su «hipocresía y doble moral» y acusó de ser «una broma».
De acuerdo a la misión fundacional de Naciones Unidas, creada tras el final de la Segunda Guerra Mundial para mantener la paz en el mundo, la comunidad internacional ha utilizado su estructura para condenar las violaciones de Israel, que se siente injustamente atacado por la Asamblea General, el órgano más democrático en el que todos los países están representados y ninguno tiene derecho a veto. Es también el que menos dientes tiene, ya que sus resoluciones no son obligatorias.
En mayo pasado, 146 de los 193 países representados (con solo nueve países en contra y 25 abstenciones) votaron a favor de la admisión de Palestina, que según el primer ministro israelí ha convertido este órgano en su «casa de la oscuridad». De acuerdo a las cuentas de Netanyahu, desde el 2014 «el Estado judío» ha sido objeto de 174 resoluciones de condena, mientras que todos los demás países del mundo juntos solo han recibido 73, lo que considera una muestra de antisemitismo.
«Naciones Unidas es una tontería, igual que todos los discursos que han escuchado hoy», dijo sobre las condenas a la masacre de Gaza que hacen sistemáticamente en sus intervenciones la mayoría de los líderes mundiales. A juicio de Netanyahu, el problema no es Gaza, sino Israel, «su propia existencia», que molesta a un mundo antisemita, decidió.
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