Mikel Ayestaran
Jerusalén
Martes, 4 de mayo 2021
Después de cuatro elecciones en menos de dos años, Israel no escapa a la situación de bloqueo político. La última jornada de los 28 días que el presidente, Reuven Rivlin, dio a Benjamín Netanyahu para formar el Gobierno estuvo este martes marcada por la incertidumbre ... hasta el último instante. Sin embargo, no lo ha conseguido.
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Netanyahu, el primer ministro más longevo que ha tenido Israel, ha responsabilizado al líder de Yamina, Naftali Bennett, de no haber logrado «formar un gobierno con la derecha», por lo que ha puesto nuevamente la formación de un gobierno en manos del presidente, Reuven Rivlin, informa Europa Press.
«Debido a la negativa de Bennett a comprometerse con un gobierno de derecha, una medida que definitivamente habría llevado al establecimiento de un gobierno con la incorporación de diputados adicionales, el primer ministro Benjamin Netanyahu devolvió el mandato al presidente», ha informado el Likud en un comunicado poco antes de que venciera el plazo.
El primer ministro, que es objeto de un proceso judicial por corrupción, realizó varios movimientos de última hora para intentar asegurarse el apoyo de Naftali Bennet, e incluso le ofreció la posibilidad de una jefatura de Gobierno rotatoria dándole la opción de ser él quien arranque la legislatura, pero no funcionó. Además, con los siete escaños de Yamina no era suficiente para sumar los 61 asientos necesarios y precisaría del apoyo de los islamistas de Raam, una línea roja para Sionismo Religioso, formación de colonos que se sitúa a la derecha de la extrema derecha y que también apoya a Netanyahu.
El Likud, partido del primer ministro, apuró hasta el último segundo la jornada e impulsó varios proyectos de ley, incluido uno para aprobar la celebración de elecciones directas al cargo de primer ministro. El partido conservador se movió antes de que el presidente, Reuven Rivlin, se reúna con los líderes de las formaciones presentes en el Parlamento y nombre a un nuevo responsable para formar el Gobierno.
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Los medios israelíes apuntaron a Yair Lapid, experiodista metido a político que está al frente de la formación de centro Yesh Atid, como el candidato con más opciones para intentar juntar los 61 escaños necesarios en los próximos 28 días. Si fracasa en su misión, se procederá a disolver el Parlamento e Israel tendrá que volver a las urnas por quinta vez. En caso de ser la persona elegida, Lapid también ha ofrecido a Bennet una jefatura de Gobierno rotatoria cediéndole el primer turno.
Por encima de la división tradicional entre derecha e izquierda, la Cámara israelí, como la calle, se divide entre partidos pro y anti Netanyahu y los dos bloques necesitan el apoyo de los islamistas de Raam para tener opciones de gobernar. El partido de Mansour Abbas, con cuatro diputados, se ha convertido en la bisagra que los dos bloques precisan para poder llegar al límite de los 61 escaños que permiten construir el Ejecutivo.
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El primer ministro, acosado por la Justicia, se juega de verdad su futuro y en estas situaciones límite es cuando suele demostrar que es un auténtico superviviente. Por eso hasta el último instante toda la atención estuvo puesta este martes en si sacaba o no un conejo de su chistera.
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